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18 dic 2013

El circo invertido

Recordarán Vds. el juego con el que dos payasos nos entretenían cuando éramos nños y nuestros padres nos llevaban al circo. El juego era sugestivo paramentes poco reflexivas seducidas por el montaje que nos parecía verosimil. Nuestros padres disfrutaban de la inocencia en su grado puro.  
Pero como decía Pablo de Tarso -ese misógino que, como vuelve a reivindicar el Sr. Ruiz-Gallardón, ministro de (in)Justicia,  "colocó a las mujeres cristianas en su lugar adecuado para que se realicen como mujeres", "cuando era niño hablaba como un niño y pensaba como un niño; ahora que soy hombre hablo como un hombre y pienso como un hombre"
El espectáculo diario ya de los Sr. Rajoy y Masme recuerda a los dos payasos, aunque ninguno de los dos políticos me entretenga con  su pantomima en la que uno quiere ir e listo y que el otro parezca el tonto, o de poderoso haciendo al otro  aspirante; de ingenioso y activo pretendiendo que el otro parezca torpe y parado, de víctima siendo el otro el verdugo, de dialogante frente al intolerante. 
Los dos logra su objetivo: divertirse a nuestra costa. No necesitan acuerdo para montar el mismo espectáculo que los payasos. Pero en vez de una risa unánimemente, su real malicia, no la falsa de los payasos, divide a los espectadores y los enfrenta impidiéndoles silbar el espectáculo todos a la vez, que es lo único que merece esa pantomima. El falso enfrentamiento de los payasos producía un bien, la risa; el verdadero enfrentamiento de los políticos produce un mal, el disgusto.
Parte de los espectadores reivindican que la ley es sagrada y que hay que cumplirla.Son los mismos que modificaron la CE78 ¿no era sagrada? en nuestro perjuicio; los que reforman las leyes  hasta hacerlas irreconocibles reduciendo la liebrtad que reconocían las anteriores.Es el caso de la ley de apropiación del cuerpo de la mujer, la ley de  limitacion de libertad ciudadana, y todas las demás, que con nombre distinto modificando sin problema.
La otra parte de los espectadores, aunque han prohibido los toros, se deja engañar como si lo fueran. El problema de la elección, seguir en España o irse de la Unión Europea no se plabntea claramente. Además ¿es el que tiene a diario el ciudadano catalán llamado a dar su opinión? Quizá hay otros más urgentes, comunes al resto de los españoles: atropello de sus derechos laborales (más paro), en la sanidad (más demoras), en la justicia (más corrupción), en la solidaridad (menos ayuda a dependeintes, a la alimentación (ni los niños comen a diario). ¿No es esto algo más urgente?
Si se explicara el plan que, lograda la independencia, resolvería esos problemas lo entendería. Pero no hay plan; el plan es no conseguir la independencia; el plan es sólo reivindicar el derecho a poder decir si se quiere ser independiente (?). Sin perjuicio del valor de ello tiene - ¡ y que subscribo! - ¿es necesario, urgente, prioritario, fundamental e imprescindible para Catalunya y los catalanes esto? ¿O se hace sólo para chupar portada política, provocar pontificales declaraciones de tertulianos omniscientes, rasgarse las vestiduras propias y las ajenas y sobre todo despreciar al otro?
La falsedad es más sana que la realidd: la falsedad del enfrentamiento de los payasos benficiaba más que la realidad del enfrentamiento de los políticos. Lo intenten o no, parecen dos payasos frustrados en este circo invertido donde los que se diverten son ellos a nuestra cuenta mientras que nosotros oscilamos entre la vergüenza ajena y la ira desmesurada.
¡Y encima de no divertirnos pagamos el espectáculo para que ellos se lo pasen bien!

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