Nos enteramos a través de los
medios de comunicación - ¡Dios los bendiga, incluso a los más venenosos! - de
que en los actos de toma de posesión y demás actividades de difusión de la Srª
Aguirre, Presidente de la Comunidad de Madrid propuesta por el PP, intervino directamente
toda la plana mayor de la trama Gürtel cobrando unas facturas que eran más del
100 % del coste real. Ésta es la misma señora que ha tenido la desfachatez de
decir que ella fue la que desveló la trama Gürtel cuando lo que ocurrió fue ´todo
lo contrario, según también nos hemos podido enterar.
Al parecer había alguien en el PP
que consideró que los niveles de corrupción que veía a su alrededor eran
insoportables - por cierto ¿hay niveles de corrupción soportables? - y lo puso
en conocimiento de la Srª Aguirre que nunca lo recibió. Sólo cuando esa
realidad apareció en la prensa y resultaba ya imposible no darse cuenta la Srª
Aguirre despidió a las “mucamas que barrían la porquería bajo la alfombra”, es
decir, se quedaban con ella pero jamás inició un expediente para enterarse del
verdadero alcance de lo que habían hecho.
¿Cómo se puede despedir -
cesándolo políticamente - a una persona porque esta implicada en casos de
corrupción y no ponerse inmediatamente a hacer un expediente para determinar la
magnitud de la corrupción y la extensión de la misma dentro del PP? Si hasta
entonces el reproche que merecía era “in eligendo” por haber elegido como
colaboradores directos suyos a gente que, según noticias que ella tenía,
merecían haber sido cesadas al primer síntoma de corrupción, no hacer un
expediente implica una responsabilidad “in vigilando” o todavía algo peor, una
negligencia activa ya que permitió que la trama Gürtel siguiera funcionando,
aunque ahora con otros co-autores de su partido. Lo único correcto hubiera sido
instruir ese expediente administrativo y haber puesto toda esa información en
manos del juzgado.
Por si fuera poco, ¿realmente
todo ese gasto de publicidad en las tomas de posesión y demás actos de
ensalzamiento y turiferio de la Presidente de la Comunidad de Madrid constituyen
el objetivo para el que los ciudadanos pagamos nuestros impuestos? Pues si no
es así estaríamos ante la presunción de malversación de fondos por dedicar el
dinero que tendría que aplicarse a la mejor atención de las necesidades de los
ciudadanos al autobombo y autopropaganda de su persona, helicóptero en plaza de
toros incluido, que hace falta ser “nueva rica” para montar ese número. Que
además, por esa presunta prevaricación se pasaran facturas por el doble de su
coste ¡sin que nadie se entere!, es ya “demasié p’a mi body”, como dicen los
castizos modernos. Si no se enteran es porque son unos incompetentes y si se
enteran y no denuncia esos delitos son cómplices de la malversación.
Esta actuación nos recuerda - ¿Cómo
no si fue su fundador y ejemplo de vida? - a Fraga Iribarne que cuando fue
nombrado “Ministro de Información y Turismo” empezó a copar todos los NO-DO, el
corto de propaganda gubernamental que se emitía antes de cada película, en el
que salía inaugurando teleclubles por todos los pueblos con lo que desplazó a
Franco, que ya había inaugurado todas las presas previstas en el plan
hidrológico de la República, hasta el punto que se decía que era “Ministro de Información
de Sí Mismo”.
Algo huele a podrido en
Dinamarca, dijo Hamlet. Hamlet hoy somos todos los ciudadanos que estamos
perplejos. Valdría la pena que nos pusiéramos en marcha y acabáramos de una vez
por todas con esta burla denominada Transición a la Democracia y la
consiguiéramos en lugar de soportar un tránsito eterno que nunca acaba de
finalizar. Sólo la República es democrática.
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