El catedrático
de Derecho Constitucional de la UCM J. García Fernández publica en EL PAIS (31.08.2017) un artículo titulado “El autogolpe independentista”. Tras un
erudito exordio dice que lo que hace el Sr Puigdmont es dar un golpe de Estado como el que dio hizo
Hitler en 1933. Profesor García, eso es ¡demasié para mi body!, que diría un
castizo políglota. A los sumo es un Puñetazo de Estado sobre la mesa; ¡vaya!, como si estuviera jugando al dominó
Respecto al autogolpe de estado, erudición aparte, ni se parece al
de Fujimori ni al de Primo de Rivera al que no cita siéndonos como nos es mucho
más próximo. Sguiendo con el símil anterior a lo sumo estamos ante un Puñetazo
de Estado pero en sus propias narices, con lo que si el Sr. Puigdemont se
lo da fuerte puede conseguir hasta sangrar que es más glorioso.
En
cambio no es cierto que "si se crea un nuevo Estado mediante un golpe,
es muy difícil que ese Estado sea democrático, pues la minoría golpista tenderá
a gobernar sin contar con la mayoría de la población" por muy
bien que lo haya explicado Juan J. Linz al analizar la quiebra de
las democracias. Eso depende del ánimo que tenga el golpista.
El
General Elio que impuso al Borbón (Fernando VII), el General Martínez Campos, que
impuso al Borbón (Alfonso XII), el General Primo de Rivera que mantuvo al
Borbón (Alfonso XIII),ni el General Sanjurjo, ni los Generales Franco, Mola y
Varela, Franco también impuso al Borbón
(Juan Carlos I) ni los Generales Armada, Milans del Bosch y todos los que se escondieron bajo las faldas de la mesa camilla de la Zarzuela tenían ánimo
democrático. El ánimo del General Mola era puro terrorismo: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser
en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo [la República Democrática] que es fuerte y bien organizado”
Nada de ese ánimo, menos aún el borbónico, tiene el Sr. Puigdemont.
Su triunfo es lograr un fracaso lo más aparatoso
posible. Él conoce su soledad hispánica, ibérica, europea e internacional; eso asegura su triunfo; figurará en
los libros de historia con la gloria de lograr el fracaso previsto; y aún es
posible que se le corone con la palma del martirio tras su inevitable
destitución con la ayuda del Sr. Rajoy en el “mártir
político del S. XXI cual David frente Goliath frente a la España opresora luchando por la libertad de la
república catalana". Farsas mas chuscas recoge la historia.
Le
bastaría con que el Sr. Rajoy sumara a su inicial necedad de no autorizar un referendum
consultivo no vinculante la aplicación del código penal y no la de procedimiento
administrativo o alguna parecida que le corresponde. El Código penal se aplica
como última
ratio. Una última ratio que en todo caso debería ser al estilo del 23-F donde la inmensa mayoría de los autores intelectuales no se sentaron en el
banquillo; y estoy pensando en concreto
en uno.
El ánimo beligerante del Prof. García corre parejo con su
ignorancia de la CE78. Un colega suyo demostró en recientes artículos que es
demasiado tarde para aplicar el art. 155. Eso es la consecuencia de dedicarse a
hacer el D. Tancredo en lugar de gobernar.
El
“un procedimiento limpio, versátil y democrático [dadas] las
nuevas atribuciones del Tribunal Constitucional” que propone el
Prof. García es otra una torpe huida hacia una mayor judicialización de la
política propia de quien si algún día supo historia de España la ha olvidado con
igual amnesia jurídico-política-económica ostentosamente manifestada en sede
judicial y parlamentaria la pudo resolver, para el caso que nos ocupa, entrando
en Google como hacen los escolares cuando un profesor les encarga una tarea.
Hubiera podido leer:
El 14 de abril de 1931, después de las elecciones municipales
que dan la mayoría a su partido ERC, Francesc
Macià proclama la República Catalana como estado integrante de
la Confederación Ibérica , referida también como Federación Ibérica, desde el
balcón de la Diputación de Barcelona, actual Palacio de la Generalidad de Cataluña.
Esta
proclamación preocupa al gobierno provisional de la República, que el 17 de abril [nada de
Tancredismos como ahora] envía en avión
a Barcelona a los ministros Fernando de los Ríos, Marcelino
Domingo y Luis Nicolau d'Olwer. Después de tensas
conversaciones, se llega al acuerdo de que el consejo formado en Barcelona
debía actuar como gobierno de la Generalidad de Cataluña. Esto supone la
recuperación de un nombre histórico en el cual nadie había pensado, y que
permite resolver el conflicto abriendo el camino a una nueva forma de autonomía
catalana.
Más
adelante, cuando se hace patente el fracaso del proyecto de Estado Federal,
Macià se ve obligado a aceptar un Estatuto de autonomía para Cataluña.
Sigue como presidente de la Generalidad hasta su muerte en 1933.
Unos años
más tarde, el sucesor de Macià, Lluís
Companys, empleó una forma nominal similar, al proclamar el Estado Catalán dentro la República
Federal española. Una vez acabada la Guerra Civil Española en 1939, la Generalidad se exilia.
Por suerte
nuestro D. Tancredo no podrá repetir lo que hizo el golpista General Franco, pese a que es probable que más de uno de sus excelentes asesores se lo haya
propuesto:
La dictadura militar instaurada como nuevo
gobierno nacional, deroga las instituciones catalanas. El presidente autonómico
Companys, defensor en esta ocasión de la legalidad constitucional republicana,
es detenido en Francia por la Gestapo. Se le aplica la extradición y
regresa a España para ser juzgado en consejo de guerra, condenado a muerte y
fusilado en el castillo de Montjuic (1940).
Ahora no
hay Gestapo; el asesinato legal es ilegal en España (art. 15CE78) y aunque es "legalizable" según “lo
que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra”, no se da esa circunstancia ¡para disgusto de no pocos!
Sabiendo que es imposible el
Prof. García propone“la unidad
política en torno al Gobierno que debe ofrecer, como contraprestación,
iniciativas políticas rápidas (incluida la reforma constitucional) a partir del
2 de octubre”.
Pero el PP podría lograr la unidad política; le bastaría proponer que la reforma
constitucional eliminara el Título II de la CE78 desatando lo que el
dictador “dejó atado y bien atado”. Algo imposible porque la ideología política del PP es franquista; su objetivo es que Franco gane
batallas después de muerto; por eso apoyará la monarquía dictatorial que él se inventó.
La monarquía está muerta; murió cuando Juan Carlos juró los
Principios del Movimiento y que nos seguiría atropellando con ellas ¡y lo
hubiera hecho porque no lo creo perjuro!; siguió
muerta cuando se aprobó la CE78 pese a todas las trampas que hizo Suárez a
su favor; siguió muerta cuando se
prohibió que en las primeras elecciones se presentara ningún partido político
que llevara la palabra república en su título; empezó a oler el 23-F. sucesos
de los que todavía no se nos ha informado con veracidad. Cada día hiede más y
más. Hagámosle un entierro histórico. Si Felipe VI colabora agradezcámosle “los servicios
prestados”. Pasará ala historia como el primer rey que renuncio al trono por ser demócrata. ¿Le acabe conseguir mayor gloria histórica? Si no, se arriesga a pasara a ka historia de modo tan indigno como su bisabuelo Alfonso XIII. Huyendo cuando nadie le perseguía.
Tome la opción como una cortesía. Y si le cogió gusto al
empleo de Jefe del Estado lo tiene muy fácil. En la República todos tenemos iguales
derechos, incluso los tienen los que durante siglos nos privaron de esa
igualdad mientras pudieron. pero me temo que, como dice el refrán carece de ese espíritu democrático del que tanto presumen tanto él como el PP, presentándose a las elecciones. ¡Y podría ser que las ganara!; eso sí, sin carácter vitalicio sino sólo
por cuatro años.
Pero sería un chollo en comparación con los contratos que hay bajo su monarquía; la mayor parte sólo duran una semana y el tendría uno de cuatro años bajo la
República Democrática de España Otra ventaja sería que así sabría que la mayoría
de los ciudadanos lo quieren; no como ahora aunque ¡a los borbones no les preocupan los amores populares!
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