Leo tres
interesantes reflexiones “El día después
del referéndum” de Tomás- Ramón Fernández, catedrático emérito de la
Universidad Complutense y Académico de número de la Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación, ‘Dictadura
soberana’ del Parlament de Ricardo Calleja Rovira, doctor en Derecho y “Hacia la reconciliación” de Agustín
Ruiz Robledo, catedrático de Derecho Constitucional en la Newsletter Diario de Derecho que edita iustel. Cada uno enfoca la
situación actual desde distintos puntos de vista. Me sumo a sus opiniones
señalando mi distinto enfoque más próximo al del último de las reflexiones
La
actuación de Canadá fue un ejemplo del camino a seguir que fue despreciado con
la clásica soberbia española, que es el reproche “racial” que se nos imputa
pero que no es del pueblo que es humilde y pacífico. Es la actitud de nuestros
dirigentes la que creó esa mala imagen. Todos hablan en el Congreso creyendo
estar en posesión de la verdad absoluta ¿cabe mayor necedad? Con esa actitud
son como algunos Presidentes de equipos de fútbol cuyos “ultra” hacen el trabajo
sucio fruto de la cizaña que ellos siembran.
Ninguno
ofrece sus opiniones y las razones que las sustentas como un elemento de
discusión inteligente. Seamos generosos; pocos ven en sus colegas un
interlocutor un enemigo ¡al que hay que menospreciar y luego aniquilar! Eso no
es parlamentar es discutir con saña pero sin llegar a las manos. Viéndoles hay
que felicitarse que el resultado no sea peor.
Lo más
escandaloso es su desfachatez: mienten premeditada y conscientemente engañando
al que cree en ellos. La primera mentira
es que la CE78 prohíbe el primer referéndum no vinculante. La aprobación de una
modificación constitucional exige la aprobación del Parlamento. Ena consulta
popular no vinculante la permite el art. 149.1: El Estado tiene competencia exclusiva
sobre las siguientes materias:
32.ª Autorización para la convocatoria de consultas populares por
vía de referéndum.
La segunda
mentira es ocultar el art. 2.2Ley 2/1980: La
autorización será acordada por el Gobierno, a propuesta de su Presidente, salvo
en el caso en que esté reservada por la Constitución al
Congreso de los Diputados. La
consulta no vinculante no exige la aprobación del Congreso, El Gobierno, a
propuesta de su Presidente pudo autorizarlo, la CE78 lo permitía. La CE78 NO prohibía la primera
consulta no vinculante; fue el Gobierno del Sr. Rajoy el que la
prohibió que es otra cosa distinta.
Pudo negociar con los proponentes el contenido de la
pregunta y demás detalles sobre su realización dejando claro que el resultado
carecía de valor jurídico vinculante y que era una especie de encuesta de
opinión. Tuvo miedo a su resultado;
es decir, desconfió de la sensatez de la mayoría de los catalanes que se
sintieron menospreciados. En esas condiciones una minoría, sólo la minoría apoyó a los partidos independentistas coaligados con
las cenizas de aquel foco de corrupción anidado en Convergencia y Unió,
exacerbó el sentimiento agraviado y lograron, de la mano de una ley electoral no democrática pero legal,
alcanzar la mayoría en el Parlament aunque con menos votos; ensoberbecidos también ellos se tiraron
cuesta abajo.
Aun cabía
seguir negociando; pero el Gobierno
del Sr. Rajoy se enrocó. Incapaz de
encontrar una salida política, en vez de
recoger vientos sembró tempestades: judicializo el problema y lo llevó a un
callejón sin salida con unas leyes con regusto franquista totalitario.
Ante sus
narices estaba la ley de Claridad de
2000 un inteligente camino a seguir regalado por inteligentes canadienses. Enrocado,
desde su recurso al Estatuto, perdió 17 años. Ahora todos estamos pagando el
resultado más que de su torpeza de su inepcia.
En Canadá tras la solución política democrática
promulgaron leyes al servicio de esa solución. Aquí el Sr. Rajoy lo hizo a
revés: usó las leyes para no afrontar la solución política; eludió su
responsabilidad por incapacidad, torpeza
o miedo o por todo junto.
El Sr.
Puigdemont lo aprovechó y también él sembró
cizaña en un terreno abonado por el Sr. Rajoy; es débil la “disculpa" de
que el Sr. Rajoy, pudiendo aprobar la primera consulta no vinculante no le dejó
otro camino. Enrocados ambos en esta
partida de ajedrez se comerán todas las fichas, nosotros somos los peones, y
al final uno de los dos jugadores le tirará al otro el tablero a la cabeza, es su forma de ganar la partida judicial
¡que era la que no había que jugar!, tras
haber perdido la partida política.
Las víctimas, como siempre, los súbditos.
No podemos olvidar que las leyes nacen de una CE78 que manipuló la imposición de un Jefe del Estado nombrado por el
dictador. Las declaraciones de Suárez difundidas por la Srª Prego confirmaron
el fraude que todos sabíamos
La paradoja es que el PP, lo fundó un ministro
de Franco y los apellidos de sus herederos todavía campean por todo el partido.
Franco fue el que acabó violentamente
con la CE31 ahora el PP exige el respeto reverencial a la CE78 fruto de lo que dejara Franco “atado
y bien atado”. Sus principios dictatoriales
del Movimiento eran "eternos"
por eso nos dejó en herencia ”atado y bien atado” una dictadura monárquica inventada - él eligió al rey - eterna. El Jefe del Estado no lo elige
el pueblo; se suceden por vía sexual
entre ellos discriminando a todos. De haber votado NO en 1978 el Jefe del
Estado sería el mismo con igual eternidad; sólo en vez de la CE78 habría Principios del Movimiento
que el rey franquista juro respetar.
La
apelación catalana al derecho universal y europeo es una falacia: Cataluña no es un país colonial y por tanto no
le son aplicables ¡y lo saben!; esa es
la cuota de mentira del Sr. Puigdemont que
es tan poco trigo limpio como el Sr Rajoy aunque al menos no
ha dado un golpe de Estado militar y terrorista siguiendo las órdenes del
General Moral que aplicó Franco.
Algunos desprecian "un experimento que pretende verificar empíricamente una hipótesis".
Por esa vía progresó e mundo y la
ciencia. El moto de la Royal Society es "nulius in verba". Nada
de encizañar más un dialogo que no existe reprochando a los catalanes que pretendan
ser "über alles"; revela mala
fe y no saber alemán. Über alles significa
“sobre todo”, ¡no sobre todos!, como
muchos creen. Es igual al "todo por
la patria" de la Guardia civil o el "tudo pela nação" de Portugal; mucho menos que el “rule all the waves” de los ingleses.
Rajoy no ha tenido paciencia como dicen los que
lo apoyan, sino parálisis. Como Poder ejecutivo ha demostrado incapacidad para resolver el problema
político; huyó de su solución; pero aún se lo endosó al Poder judicial cuyo
margen de maniobra es nulo implicándolo con esta politización. Los problemas políticos no se pueden
resolver judicialmente ni viceversa.
Agradezcamos a los independentistas catalanes
que, pese a su torpeza, ahora ya se
acepta la modificación de la CE78. Lo más urgente no es modificar el Título VIII sino el Título II; pero no en la anécdota de la discriminación de sexo en
la herencia de la jefatura del estado del rey nombrado por Franco. Esa discriminación sexual sólo afecta a UNA
familia española, La intolerable es la discriminación
por razón de nacimiento que afecta a TODAS menos a la privilegiada por decisión
de Franco. Resuelto este problema el primero desaparece porque se aplicaría el art. 14 CE78 que ahora no
se aplica. ¿Qué clase de constitución es ésta?
El actual Jefe del Estado debería recordar a Carlos I
de Inglaterra, a Luis XVI de Francia y a sus propios antepasados Isabel II y
Alfonso XIII. A él no se le reprocha ningún delito y, si quisiera, es decir, si tuviera talante democrático podría presentarse a las elecciones a Jefe
del Estado de forma periódica como todos los demás españoles iguales a él
ante la ley. Al menos en la primera elección saldría elegido y si lo
hiciera bien saldría reelegido más veces.
Pero Felipe VI no es demócrata; él está encantado con la herencia totalitaria franquista que lo
convierte en desigual ante la ley a los demás españoles. Prefiere seguir la
tradición familiar dictatorial; se
conforma con ser un dictador y parasitar
una dictadura parlamentaria. Es lo mismo que hizo el malnacido de Fernando
VII, el más perjuro y vil de todos los reyes que sufrimos, el que le quitó la
corona a su padre, claro que él al final recuperó la dictadura absoluta
trayendo ejércitos extranjeros a España para asesinar a los demócratas. Una vileza que repitió Franco del que nació
la actual dictadura monárquica parlamentaria.
“Eso” es lo
que es “esto”. No una democracia como
repiten los mentirosos para ver si logran engañarnos. No cabe confundir una democracia que elige periódicamente al Jefe del Estado y al
Parlamento con una "dictadura
monárquica parlamentaria" donde el Jefe del Estado “elige” a sus súbditos a los que les “permite” elegir un Parlamento mientras
le paguen.
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