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13 sept 2017

La coartada del protocolo

        En varios países europeos la barbarie nazi y fascista estuvo “legalizada” bajo distintas fórmulas: en Italia surgió bajo una “dictadura monárquica” con Mussolini; en Alemania como “dictadura republicana (?)” con Hitler; en España fue una “dictadura militar” con Franco.
Muchos funcionarios tramitaban a diario órdenes criminales; en apariencia ninguna les implicaba como autores de las iniquidades que tramitaban aunque todas les implican como coautores o cómplices en los delitos cometidos con la legislación vigente en la actual dictadura monárquica española.
          Quienes tramitaron la orden de envío a Matthausen de convoyes llenos de judíos “legalmente condenados” por ser "judíos" o a Cuelgamuros a personas“legalmente condenados” por ser demócratas" “cooperaron a la ejecución” de los delitos allí cometidos “con un acto”, tramitar el expediente, “sin el cual no se habría efectuado” o al menos son cómplices porque “cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos”, no hicieron otra cosa que “cumplir con el protocolo administrativo”.
¿Qué pasaría hoy? Me temo que lo mismo: No en vano vivimos bajo la dictadura monárquica continuadora de la dictadura militar de la cual NUNCA le separó ninguna solución de continuidad. Por el contrario hay un ostentoso juramento del heredero, Juan Carlos I de Franco, ante Dios de aceptar la herencia pues de ahí procede su “ilegitimidad”. Se declaró dispuesto a seguir atropellando los derechos de los ciudadanos con las leyes fascistas del dictador y genocida tras alabar sin recato la herencia recibida que chorreaba roja sangre y volvía amarillos de vergüenza los rostros de quienes todavía tenemos capacidad de sentirla. Dice el art. 9.1 CE78: Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.  
                Pero analicemos los requisitos que se exigen para apreciar una eximente  (art. 19. 4.º CP): “El que obre en defensa de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que concurran los requisitos siguientes:
PrimeroAgresión ilegítima. En caso de defensa de los bienes se reputará agresión ilegítima el ataque a los mismos que constituya delito y los ponga en grave peligro de deterioro o pérdida inminentes.  Si un funcionario no tramitara el procedimiento sufriría una agresión que seria ilegitima pero legal. Las leyes de las dictaduras legitiman todos los abusos desde perder su empleo por negarse a hacer el trabajo hasta ser acusado de algún “delito imaginativo”. Franco y los demás rebeldes al gobierno legalmente constituido acusaron de "rebeldes" a quienes le fueron leales.
Segundo: Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Lo irracional de la dictadura convierte la negativa a la “tramitación” de un expediente irracional en irracional porque el funcionario sería víctima de la previsible agresión "legítima" de que sería objeto.
Tercero. Falta de provocación suficiente por parte del defensor. El funcionario que tramite ese expediente no ha provocado en modo alguno al estado fascista o nazi.
                También cabe aplicar otras dos eximentes:
 6.ª: El que obre impulsado por miedo insuperable, porque la esencia de toda dictadura es que los ciudadanos que la sufren vivan atenazados por el miedo a la impunidad de todo atropello que proceda del aparato del Estado ¡sobre todo si está contratado como personal laboral, porque si su contrato es funcionarial esté protegido del “atropello legalizado”, una institución jurídica frecuente en todas la dictaduras, consistente en el ¡despido improcedente”,
7.ª El que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo, pues su situación de funcionario le obliga a ese trámite aunque con la salvaguardia del art. 9.1 CE78 está libre de esa obligación, pero sólo si su contrato es de naturaleza funcionarial.
        Todos los funcionarios, ¡no digamos los contratados laborales!, que han denunciado los números casos de corrupción coincidentemente individualizados, del PP a los que se añade el institucional del PP, que está siendo investigado por ello, merecen la máxima distinción civil.
Naturalmente, NUNCA la recibirán del gobierno soportado por el PP, el primer partido en la Historia de España investigado por corrupción institucional y por miles de corrupciones individuales de sus miembros. Cuando haya otro gobierno se le debería reconocer su mérito; pero los hubo y no hicieron nada.

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