La primavera, dice el refrán, la sangre altera. Ese
renacimiento que acompaña a esta estación produce un incremento de, optimismo;
el aumento de la insolación beneficia a nuestro cuerpo con sus rayos ultravioleta; soportamos sin queja
las lluvias de abril, bueno las lluvias que antes venían en abril, con un
talante distinto a las lluvias invernales como lo que son, un paréntesis
necesario para la naturaleza que soportamos risueños aunque nos pille sin
paraguas.
La temperatura media va aumentando y también la duración
de los días. Aunque de pronto nos hacen la rebaja del cambio de hora enseguida
volvemos a ganarle la carrera al tiempo y el día vuelve a alargarse de modo
insensato como consecuencia de esa irracional adscripción al tiempo europeo
cuando deberíamos estar como Portugal y Canarias con el tiempo de Londres.
En este ambiente optimista hemos celebrado la última consulta
electoral. No toda hizo honor a tan buen tiempo. Actitudes agresivas,
pendencieras y hasta difamadoras emponzoñaron un ambiente de promesas que por
insensatas y optimistas que sean siempre logran creyentes.
Llegado el momento del recuento el optimismo sigue disfrazando
la realidad. Salvo UPyD, cuyo injusto fracaso, visto su excelente lucha contra de
la corrupción - su trabajo con la Comandante Cantera ha sido insuperable - no permitía disimulo alguno e IU, que tuvo resultados agridulces
como resultado de las diferentes actitudes tomadas todos los demás partidos
GANARON: unos porque pese a haber disminuido atrozmente su respaldo electoral siguieron
siendo en varios sitios el partido más votado; otros porque frente al desastre que
esperaban sufrieron menos desgaste electoral del augurado; otros porque
aumentaron mucho; otros porque aumentaron bastante; otros, los únicos reales
ganadores, porque lograron la mayoría absoluta que les permite gobernar, que en eso
consistía la competición.
Al margen de la distinta realidad todos los “ganadores”,
aunque sólo se lo crean ellos, siguen proclamando a los cuatro vientos su triunfo.
Pese a sus victorias pírricas juegan al mus lanzando órdagos sabiendo que al
final no van a ser aceptados y que tendrán que pactar porque la alternativa de una izquierda incapacidad para pactar una vez más, sería la ruina de todos.
Con
mejor o peor cara todos los pactos de la izquierda tienen que llegar a buen
término. Incluso aunque no se produzcan los giros de 180 grados, ¿no bastaría
con exigir 130 grados? La obligación de votar a la lista más votada,
ciertamente un referente, es lo que será mejor admitido por todos los ciudadanos.
Los así votados, un pacto a regañadientes, saben de su inestabilidad y saben que si se
acrecienta en el período que media hasta las siguientes elecciones de fin de año o giran 180 o 130 grados o la moción
de censura estará amenazando toda su legislatura atados de pies y manos.
No nos preocupemos por la continuación del teatro
electoral que terminará el día de las votaciones de nuestros “electores”;
porque eso es lo que hemos hecho en nuestra democracia representativa: elegir a
los electores que determinarán quien gobierna, Por eso es un ridículo engaño - ¿se lo creen ellos o sólo siguen intentando engañar a sus electores? - esa referencia a la lista más
votada que no tiene votos suficientes para gobernar y por eso TAMPOCO ha ganado.
En este teatro uno de los comediantes lleva a cabo su
propia representación saliéndose del guion, como siempre. Recuerda a los “siete
personajes en busca de autor” de Pirandello pero mucho más triste porque no hay
obra que escribir, salvo el réquiem, donde tenga algún papel que representar.
Un réquiem amargo; la miel había tocado los labios; con unos pocos votos más hubiera
logrado el triunfo de gobernar. El Vía Crucis no ha hecho más que empezar.
Como Ícaro
volando cerca del poderoso sol, el votante, la temperatura fundió la cera que sujetaban las
alas y se hundió en el abismo. Toda derrota es penosa; lo es más si se niega
que existe.
Como
Faetonte, que significa “el brillante” en griego, hijo de Zeus, se puso tan pesado
que logró que su padre le dejó conducir el carro del sol; se le desmandaron los
caballos de la corrupción y hasta su propio padre, Zeus, tuvo que matarlo para intentar
seguir siendo Zeus.
Ya no hay
tiempo para renacer de las cenizas. El Olimpo está en saldo por cambio de
gerente. Cuando Fraga refundó AP convirtiéndola en PP todos los viejos ministros
de Franco pasaron a mejor vida. No a la que querían, sino a mejor vida. No dará
tiempo antes de las próximas elecciones; por eso el golpe aguarda; después no
quedará ya ni el apuntador.
Es el fruto
del mal trabajo hecho. Salvar los muebles exige “cambiar todo para que todo
siga igual”en plan príncipe de Salinas. La opción es un “recambio” ¡pero sin un solo superviviente actual! si se quiere recuperar
la credibilidad; si sólo se quiere mantener la actual, cuesta abajo, basta que sigan los mismos.
0 comentarios:
Publicar un comentario