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1 jun 2015

No hay dos sin tres

                La primavera, dice el refrán, la sangre altera. Ese renacimiento que acompaña a esta estación produce un incremento de, optimismo; el aumento de la insolación beneficia a nuestro cuerpo con  sus rayos ultravioleta; soportamos sin queja las lluvias de abril, bueno las lluvias que antes venían en abril, con un talante distinto a las lluvias invernales como lo que son, un paréntesis necesario para la naturaleza que soportamos risueños aunque nos pille sin paraguas.
                La temperatura media va aumentando y también la duración de los días. Aunque de pronto nos hacen la rebaja del cambio de hora enseguida volvemos a ganarle la carrera al tiempo y el día vuelve a alargarse de modo insensato como consecuencia de esa irracional adscripción al tiempo europeo cuando deberíamos estar como Portugal y Canarias con el tiempo de Londres.
                En este ambiente optimista hemos celebrado la última consulta electoral. No toda hizo honor a tan buen tiempo. Actitudes agresivas, pendencieras y hasta difamadoras emponzoñaron un ambiente de promesas que por insensatas y optimistas que sean siempre logran creyentes.
                Llegado el momento del recuento el optimismo sigue disfrazando la realidad. Salvo UPyD, cuyo injusto fracaso, visto su excelente lucha contra de la corrupción - su trabajo con la Comandante Cantera ha sido insuperable -  no permitía disimulo alguno e IU, que tuvo resultados agridulces como resultado de las diferentes actitudes tomadas todos los demás partidos GANARON: unos porque pese a haber disminuido atrozmente su respaldo electoral siguieron siendo en varios sitios el partido más votado; otros porque frente al desastre que esperaban sufrieron menos desgaste electoral del augurado; otros porque aumentaron mucho; otros porque aumentaron bastante; otros, los únicos reales ganadores, porque lograron la mayoría absoluta que les permite gobernar, que en eso consistía la competición.
                Al margen de la distinta realidad todos los “ganadores”, aunque sólo se lo crean ellos, siguen proclamando a los cuatro vientos su triunfo. Pese a sus victorias pírricas juegan al mus lanzando órdagos sabiendo que al final no van a ser aceptados y que tendrán que pactar porque la alternativa de una izquierda incapacidad para pactar una vez más, sería la ruina de todos.
                Con mejor o peor cara todos los pactos de la izquierda tienen que llegar a buen término. Incluso aunque no se produzcan los giros de 180 grados, ¿no bastaría con exigir 130 grados? La obligación de votar a la lista más votada, ciertamente un referente, es lo que será mejor admitido por todos los ciudadanos. Los así votados, un pacto a regañadientes, saben de su inestabilidad y saben que si se acrecienta en el período que media hasta las siguientes elecciones de fin de año o giran 180 o 130 grados o la moción de censura estará amenazando toda su legislatura atados de pies y manos.
                No nos preocupemos por la continuación del teatro electoral que terminará el día de las votaciones de nuestros “electores”; porque eso es lo que hemos hecho en nuestra democracia representativa: elegir a los electores que determinarán quien gobierna, Por eso es un ridículo engaño -  ¿se lo creen ellos o sólo siguen intentando engañar a sus electores? - esa referencia a la lista más votada que no tiene votos suficientes para gobernar y por eso TAMPOCO ha ganado.
                En este teatro uno de los comediantes lleva a cabo su propia representación saliéndose del guion, como siempre. Recuerda a los “siete personajes en busca de autor” de Pirandello pero mucho más triste porque no hay obra que escribir, salvo el réquiem, donde tenga algún papel que representar. Un réquiem amargo; la miel había tocado los labios; con unos pocos votos más hubiera logrado el triunfo de gobernar. El Vía Crucis no ha hecho más que empezar.
Como Ícaro volando cerca del poderoso sol, el votante, la temperatura fundió la cera que sujetaban las alas y se hundió en el abismo. Toda derrota es penosa; lo es más si se niega que existe.
Como Faetonte, que significa “el brillante” en griego, hijo de Zeus, se puso tan pesado que logró que su padre le dejó conducir el carro del sol; se le desmandaron los caballos de la corrupción y hasta su propio padre, Zeus, tuvo que matarlo para intentar seguir siendo Zeus.
Ya no hay tiempo para renacer de las cenizas. El Olimpo está en saldo por cambio de gerente. Cuando Fraga refundó AP convirtiéndola en PP todos los viejos ministros de Franco pasaron a mejor vida. No a la que querían, sino a mejor vida. No dará tiempo antes de las próximas elecciones; por eso el golpe aguarda; después no quedará ya ni el apuntador.
Es el fruto del mal trabajo hecho. Salvar los muebles exige “cambiar todo para que todo siga igual”en plan príncipe de Salinas. La opción es un “recambio” ¡pero sin un solo superviviente actual! si se quiere recuperar la credibilidad; si sólo se quiere mantener la actual, cuesta abajo, basta que sigan los mismos.

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