La primera (y última) bandera española democráticamente constitucional fue la de la segunda república. La constitución
de la primera república no llego a promulgarse. El último párrafo del artículo 1º de la CE31, la de la II República
Española dice así: La bandera de la
República Española es roja, amarilla y morada. El único régimen democrático
y constitucional que hubo en España ha sido el de la II República - las
monarquías por su definición y su carácter hereditario son unas dictaduras -
por eso la bandera de la II República es la única bandera democrática española.
Para un
español demócrata éste es el único símbolo que le merece respeto por lo que
significa: la libertad de los ciudadanos; su derecho democrático a “elegir a su
Jefe del Estado”.
Un
malnacido, el general Franco, un golpista perjuro, ¡(per)juró lealtad a la
República democrática! y genocida acabó de modo cruelmente sangriento con la
democracia y las libertades en España con la ayuda de los nazis alemanes y de
los fascistas italianos.
Para no
sufrir la vergüenza de tener que saludar a la bandera que había despreciado al
incumplir su juramento de lealtad la cambió por la bandera de la dictadura
monárquica a cuyo rey, Alfonso XIII, habían echado los españoles ¡bien que
pacíficamente!
Eso dice el
art. quinto de la Ley Orgánica del Estado promulgado por sus fraudulentas
cortes el 10-I-1967: La bandera nacional
es la compuesta por tres franjas horizontales. Roja, gualda y roja; la gualda
de doble de anchura que las rojas.
Para los
que hemos soportado la dictadura del golpista y genocida esa bandera es y será
siempre la bandera que representa el perjurio de un general indigno, el fin de
las libertades democráticas en este país, el triunfo de la dictadura militar
que hemos sufrido durante toda nuestra vida y por eso esa imagen sólo merece
nuestro desprecio allí donde la veamos presente.
Esa es la misma
bandera que heredó el heredero del dictador y genocida ¡iba en el lote!; es
ante la que él (per)juró todo lo que le pidieron para poder quedarse con la “finca”
que le “regaló” el ladrón: el dictador nos robó todos los españoles la soberanía:
en la II República nosotros éramos los soberanos porque entre otras muchas
libertades teníamos la de elegir al Jefe del Estado, que es lo que caracteriza
a una democracia, por períodos de cuatro años.
De nada
vale que le haya puesto “su dibujito” porque la “finca” que le regaló el dictador
le dijera que era un reino. La bandera heredada es tan suya como lo fue del
dictador y a ella, a la bandera del dictador él le (per)juro lealtad, no a la
suya propia, ¡porque era la misma!
Dice la constitución franquista de 1978 en su art. 4:
La bandera de España está formada por
tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble
anchura que cada una de las rojas.
¿Se sorprendería alguien de que los alemanes pitaran
a la bandera nazi si a la Srª Merkel o a cualquiera de los que la precedieron
en el cargo se les hubiera ocurrido conservar la bandera nazi como símbolo de
la República de Alemania?
Esa realidad no implica que haya entre los alemanes decenas
de miles, incluso cientos de miles o ¿es posible? algunos millones, que se
estremecerían de gusto al ver ondear la bandera nazi con la que se siente identificados
ideológica y anímicamente.
Tampoco cabe
sorprenderse que en España haya miles, espero que no millones, para los que la
bandera del dictador sea un símbolo execrable y haya miles, desearía que no
llegaran a millones, que se sientan identificados ideológica y anímicamente por
la bandera fascista.
Sólo espero
que las personas a las que han encomendado decidir si se puede sancionar a alguien
por manifestar su rechazo a la bandera fascista del dictador tengan el suficiente
sentido común como para seguir el precedente de la anterior denuncia y decir
que no hubo falta - a lo sumo una falta de cortesía, lo cual no merece punición
ninguna - en el ejercicio de la libertad puesta de manifiesto con motivo del
partido Barcelona, F.C. vs. Athletic de Bilbao.
El ridículo
que se podría producir en el caso de sanciones, con su interminable iter administrativo y judicial hasta
llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos - eternos años antes de que se
produzca una sentencia inapelable - sería contraproducente; ¡sobe todo cuando
llegara la sentencia del Tribunal Europeo que es muy celoso defensor de los
derechos humanos uno de los cuales es la libertad de expresión. Como abogado me
tienen a su servicio “pro bono”, es decir, sin cobrar nada.
Por muchas ganas
que tengan muchos de volver a aplicar las leyes que recuerda esa bandera: “palo
y tente tieso”, ya se “les ha pasado el arroz”. Pueden creer que el tiempo se
ha parado al impedir el progreso, pero deben darse por vencidos: es difícil hacerlo
retroceder tanto.
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