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5 jun 2015

La corrupción más despreciable

Claro que los corruptos que florecen con el agua de mayo en el PP tienen que ver con Vd. y con la, eso espero, imposibilidad de que sea Vd. elegida Presidente de la Comunidad; ¡seria el máximo error de Ciudadanos apoyarla!
Srª Cifuentes, no diga mentiras; ésa es una mala forma de iniciar ningún camino si se quiere conseguir el apoyo de gente decente. Aun en el caso de que ello pudiera exigirle algún esfuerzo debe hacerlo; eso le permitiría en el futuro, el presente ya es demasiado tarde para Vd., señalar que en momentos crítico Vd. no dijo mentiras.
Srª Cifuentes, para que Vd pudiera decir que todas las corrupciones del PP no le afectan a Vd. lo primero que tendría que hacer sería darse de baja del PP. Mientras Vd. siga siendo miembro del PP Vd. está respaldando la política del PP que ¡por sus obras les conoceréis!, el día que no le florece un corrupto es porque le florecen media docena.
Srª Cifuentes, si Vd. presume como méritos propios lo bueno que haga su partido - si es que hace algo bueno - tendrá que cargar como méritos propios lo mal que hace su partido - y las corrupciones económicas emergentes no es lo peor que ha hecho.
Srª Cifuentes, su disculpa de que esos corruptos no están en su lista no es válida. “Su lista” según se nos ha dicho, no es su lista sino que se la trufó la Srª Aguirre y Vd. no tuvo más remedio que aceptarla. Y la Srª Aguirre, ¡ésa que dice que destapó la trama Gürtel!, tiene en su haber, ¿quizá por eso la contrataron, aunque por poco tiempo como caza talentos?, el haber nombrado a sus miembros más directos a la flor y la nata de la corrupción Gürteliana y púnica.
Srª Cifuentes, tampoco es admisible esa ridícula disculpa - ¡cuánto mejor es callarse que decir tonterías! - de sus colegas y jefes del PP que dicen “es que han abusado de nuestra buena fe”. Cuando alguien abusa de la buena fe de otro durante 20 años no es que abuse de su buena fe sino que abusa ¡en el mejor de los casos! de su estupidez y en el peor de su complicidad!
Sr ª Cifuentes, Vd., como Delegada del Gobierno es responsable de lo que hace quien ha delegado en Vd. La dimisión cuando uno está en desacuerdo con el Jefe, por poco que se practique este verbo en España, es la fórmula correcta de descolgarse de una forma de actuar del “mando” si Vd. no está de acuerdo. Vd. no lo ha practicado; eso revela su sintonía y sin duda esos méritos de coincidencia han conducido a que fuera designada - en su partido la estructura es jerárquicamente dictatorial - que no elegida ni por sus propios compañeros.
Srª Cifuentes, Vd. era la suprema responsable de las actuaciones, muchas de ellas abusivas, de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE). He tenido oportunidad de defender a alguna de sus víctimas; los agentes prefirieron no presentarse ante el juzgado para defender sus mentiras y falsedades, algo claramente revelador.
Srª Cifuentes, en todas las manifestaciones que hubo en Madrid durante su mandato fueron sus órdenes directas las que autorizaron las cargas violentas, los apaleamientos inmisericordes, ¡incluso de ciudadanos ajenos a la manifestación! Con ellas Vd. ofreció una imagen por todo el mundo de “la marca España” roja y gualda: roja de sangre en sus caras y amarilla de vergüenza de la clase de trato que recibía el pueblo soberano - ¡menuda burla la de llamarle soberano en la constitución! - por parte de los empleados (FCSE) a los que paga su salario con sus impuestos para que hagan justamente lo contrario: proteger su derecho a la libertad de expresión.
Srª Cifuentes, Vd. junto con el Ministro que la Gobernación ratificaron con su concesión de medallas y felicitaciones a esos empleados por lo que Vds., con cínico descaro calificaron de una “correcta y proporcional” actuación de los funcionarios del Estado al servicio de los ciudadanos. Vd. en ese momento nos dejó una muestra clara del respeto que tiene al ciudadano, de la clase de ética que la rige. Vd. ha dejado claro que prefiere la injusticia al desorden ignorando que el desorden lo producen las personas bajo sus órdenes y que la injusticia es el mayor de los desórdenes.
Srª Cifuentes, la violencia física y “legal” de la autoridad contra el ciudadano que le ha otorgado el poder para que esté a su servicio es, por encima de la corrupción económica, la corrupción más despreciable.
Srª Cifuentes, si Vd. se conforma con estar en la oposición y hace un trabajo constructivo es posible que tenga alguna oportunidad en el futuro; si no, caerá en la misma fosa que Vds. mismos se han estado cavando palada a palada junto a todos los corruptos “que abusaron de su buena fe”.


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