A punto de finalizar
la declaración de la renta, la CAR, versión hispana ha iniciado su
propaganda en la televisión, al menos en
los canales que yo veo, para que los ciudadanos decidamos dedicar nuestros
impuestos a su financiación. La campaña como todas las campañas de marketing
pretenden conseguir clientes que estén dispuestos a invertir en la empresa que
la financia. Sé que denominar empresa a la ICE puede sorprender o molestar por
lo que explicaré la razón de esta denominación con una anécdota.
En Orense,
donde viví, un vice-cura, es decir, un varón que había estudiado para cura pero
al final decidió no ordenarse y hacer la carrera de Filosofía y Letras, daba
clase de latín en el colegio de las madres carmelitas. Aunque en cierto modo
era un desertor del curato las madres lo veían más recomendable que los
profesores alternativos totalmente laicos y por tanto sospechosos de peligrosa mundanidad.
En cierto
momento, finales de los 40 principios de los 50, Franco decidió que los
colegios de religiosos deberían pagar impuestos lo que indignó profundamente a
la madre superiora que un día, le comentó a este profesor: “Esto es un
escándalo; no sé a dónde vamos a llegar; ¡cobrarnos a nosotros impuestos sobre
los beneficios como si fuéramos una empresa que tiene beneficios”. Con delicada
sorna dijo el profesor: “Es que Vd. madre, son realmente una empresa, ¡aunque divina!
Tienen beneficios ¡aunque espirituales!”.
Todo sigue
igual. Como toda empresa tienen lo que se llaman gastos fijos que hay que
atender aunque no “se venda” - ¿o deberíamos decir “se cobre”? - nada. El
asunto financiero de los impuestos de la CAR se ha quedado descabalado porque
sus miembros se niegan a pagar impuestos con los que sufragar todos los gastos
fijos ¡no digamos ya los variables! que tienen. Unos gastos que no hacen más
que aumentar porque no es barato mantener el Vaticano: ¿se imagina a cuánto
asciende la limpieza, Seguridad, mantenimiento y sueldos del ejército vaticano
y de todos los empleados incluidos los de la famosa Banca Vaticana? Ahora se
suma, en el caso español, el de mantener la Mezquita de Córdoba de la que se
apropió su obispo que con lo que cobran por visitarla no se mantiene.
A mí me
enseñaron cuando era pequeño que era pecado mortal no cumplir con uno de los
cinco mandamientos de la Santa Madre Iglesia que era “pagar los diezmos y
primicias a la Iglesia de Dios”. Ése 10 % era el impuesto temporal sobre los
beneficios de los creyentes. Pero todos han decidido declararse “insumisos
religiosos”. Ninguno paga esos impuestos aunque con ello - ¿es verdad o era mentira
lo del pecado mortal si incumples los mandamientos de la Santa Madre Iglesia? -
puedan acabar en el infierno.
Pero la CAR
es misericordiosa, al menos con los ricos, y ha hecho una especie de “amnistía
fiscal”. La dan todos los curas al rico que se confiesa (otro mandamiento de la
Santa Madre Iglesia obliga a comulgar y confesar por Pascua Florida). Se le
perdona lo que haya defraudado si prometen que pondrán la X en la declaración
de la renta con lo pagan sólo el 10 % de lo que tenían que pagar. ¡Eso sí qué
es una amnistía fiscal y no esa ridiculez que hizo Montoro!; no sólo te
perdonan el 90 % restante para el 10 % (el diezmo), más menos lo que hizo
Montoro, sino que también te perdonan lo de ir al Infierno.
Como ya
explicara el propio Cardenal Rouco cuando se ploanteó acabar con la exención
del IBI a la CAR, “si la CAR pagar el IBI les quedará menos dinero para Cáritas
¡sólo dan el 5 % que el 95 % restante son donaciones particulares!, con lo que
estarán haciendo es que quede menos dinero para los pobres”.
Cada vez
hay más Cardenales que no se mueren, tampoco los demás ciudadanos estamos por
la labor. La Srª Lagarde del FMI ¡que acaba de subirse el sueldo en plena
crisis! propone disminuir los gastos sociales en vez de reducir los “gastos
innecesarios”! El Sr. Rouco está en desacuerdo con que le toquen la jubilación - algo en lo que cuenta con nuestra simpatía
- pero está de acuerdo en que no disminuyan sus “gastos innecesarios”: su
pisito, la Mezquita de Córdoba, el Vaticano, las sedas de los trajes
principescos. Por su parte el Papa que eligió el nombre de Francisco como símbolo
de una Iglesia de los pobres en honor del de Asís sigue vistiéndose de seda y llenando
de “fru-frú” el Vaticano. S. Francisco hoy
iría en vaqueros.
Como no
ponga todo el mundo la X a la CAR no va
a llegar ni un duro para los fines sociales.
Claro que le
queda la opción de poner la X en FINES SOCIALES donde las ONG que no tienen Príncipes
que vistan con sedas ni se quedan con Mezquitas que no son suyas, dan el 90 %
de lo recaudado a los fines sociales.
0 comentarios:
Publicar un comentario