Tengo que retroceder hasta
recordar a Dª Pilar Caraega, nombre que ya sólo recordaremos los mayores, que
fue Alcaldesa de Bilbao en las postrimerías del franquismo para citar una anécdota
suya en la que cuando un periodista le preguntó si no estaba preocupada porque
la ciudadanía se manifestara en contra suya contestó con aplomo: “a mí lo único
que me preocupa es lo que opina el Ministro de la Gobernación que es quien me
nombró”. El asunto está claro, quien mandaba era el Ministro de la Gobernación
y los ciudadanos éramos sólo unas personas a las que el Ministro, a través de
sus esbirros, nos permitía no estar en la cárcel.
En estos momentos electorales
leo con frecuencia titulares erróneos acerca de quién es el que va a ganar las
elecciones. Por supuesto que no es quien haya obtenido más votos en la lista,
sino quien pueda gobernar. Eso es el principio cero de la democracia
representativa a la que quienes carecen de educación democrática no acaban de
entender. Dicen, el que obtenga más votos es el que ha ganado y debe de
gobernar.
¿Dónde está su sentido de la
democracia representativa con esta manipulada alusión a la mayoría de votos
recibidos “del pueblo”? Porque esos son los mismos que cuando el pueblo se
quiere manifestar ante sus representantes para recordarles que tal como están
haciendo las cosas “no nos representan” azuzan a los agentes de las FCSE para
que los apaleen porque ellos representan al pueblo y eso está ¿por encima del
pueblo mismo?
En una democracia directa -
monarquía democrática electiva - el pueblo elige al Jefe del Estado, al que le
da el título de rey, que elige al Gobierno que rige los destinos del país.
En una democracia representativa
el pueblo elige por un lado al Jefe del Estado al que da el título de Rey
(democráticamente electo) o de Presidente de la República; por otro a sus
representantes en el Parlamento (Francia). El Jefe del Estado previas consultas
con los representantes propone a uno de ellos que se encargue de formar
gobierno.
En una democracia
presidencialista - república democrática directa - el Jefe del Estado coincide
en la persona del Presidente del Gobierno (USA). Al margen de esa elección
directa los ciudadanos eligen también a sus representantes en el Parlamento que
es el poder legislativo.
En las reuniones del
parlamento nacional, autonómico o en los concejos municipales la democracia es
indirecta. El pueblo está allí presente en esos colectivos, ¡representado por
los representantes que eligió! Es el pueblo, eso es la democracia
representativa, el que elige directamente a través de sus representantes-electores
quién va a gobernar en el país, en la autonomía o en el municipio. Los no
demócratas no quieren representar al pueblo; ellos sólo quieren ¡mandar! Quieren el poder aunque carezcan del apoyo mayoritario que el pueblo dio a sus
representantes-electores.
En una democracia
representativa los ciudadanos elegimos a quien nos va a representar y les
confiamos la competencia de ser electores. Cuando nuestro representante-elector
elige apoyar a otro representante para gobernar somos nosotros los que lo
elegimos en ese momento porque para eso lo hemos nombrado nuestro representante-elector.
Los ciudadanos no elegimos a quien va a gobernar ¡ni mucho menos!; elegimos a
los que nos van a representar y le otorgamos el poder de ser electores.
Si la ley electoral no es
fraudulenta - la que hay en España lo es - la representación será correcta y esos
electores que representan al pueblo elegirán al gobernante que el pueblo
quiere. Si la ley electoral es un fraude - eso ocurre en España - la
representación de electores será incorrecta no tendremos un Presidente o
Alcalde democráticamente elegido sino, más o menos como en el caso de Pilar
Careaga, el resultado de un apaño “atado y bien atado”.
Dicen que el PP y PSOE serán
los partidos presuntamente más votados y que conseguirán alrededor de un 25 %
de electores. ¿Serán tan poco democráticos como para que el que tenga un
elector más diga que ha ganado las elecciones? Al menos uno ya lo dice;al hacerlo está gritando al mundo lo poco
demócrata que es. Gobernará quien tenga el apoyo de más del 50 % de los representantes de los electores,
descontados los que se abstengan, los votos nulos y los que se equivocan; ¿en
qué estarán pensando los muy necios?.La pregunta es retórica: ¡en mandar!
Reflexionemos sobre el
significado de lo que vamos a hacer: elegir a nuestros representantes y
otorgarles la capacidad de ser electores. Sólo tendrá el respaldo del pueblo
para gobernar quien logre el respaldo de la mayoría de los representantes
electores. El que diga otra cosa no es demócrata ¡y me temo que son la mayoría
de los que salgan elegidos como representantes!
Claro que
la culpa es también del ciudadano por darle su voto a quien ni sabe, ni sabe lo que le
dan.
0 comentarios:
Publicar un comentario