Test Footer


25 nov 2017

Reformas territoriales

Interesante el articulo ¿Reformas territoriales? de Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes, catedráticos de Derecho Administrativo EL MUNDO, 15.11.2917). Estoy en desacuerdo
                Parto de mi duda fundamental respecto al objetivo de la  subcomisión parlamentaria que va a ocuparse de posibles reformas territoriales. Dudo vayan a seguir el ejemplo  que los autores recuerdan de Tácito, sine ira et studio. Muchos miembros del parlamento viven en perpetua iracundia fruto de su creencia de tener la verdad que les invade desde hace siglos.
La afirmación de los autores de que no será “fácil porque España atraviesa una época convulsa en la que se han roto muchos pactos que sirven de base a la convivencia y, con ellos, los elementos de integración que son fundamentales para pensar en alterar esta o aquella pieza del edificio constitucional”, es errónea porque el “hayan renunciado a asistir tres de los siete grupos políticos” según dicen los autores “pone de manifiesto la inexistencia de una comunidad políticamente vertebrada”; pocos son los que puedan seguir creyendo que hay “unos valores comunes que todos comparten[y que eso]  es el fundamento de ese artilugio que llamamos Estado y la Constitución, ordenación jurídica de ese Estado, es el receptáculo que recoge los esfuerzos sociales y los anhelos de esa comunidad.
Basta de mentiras; sobre todo de quienes se opusieron a la CE78 y ahora la sacralizan.
Sirvió para que murieran todos los golpistas que n el ejército estaban dispuestos a dar otro golpe de Estado aún contra la dictadura monárquica que inventó el dictador que dejó todo “atado y bien atado“. Le falló el  23-F pero la verdad que todos sabemos habrá que esperar a que mueran sus patrocinadores que todavía siguen vivos para conocerla oficialmente.
Dicen luego “la legitimidad de la Constitución sea un problema en buena medida de fe en esos atributos compartidos e intereses comunes que permiten al grupo vivir juntos y constituirse en Estado”. ¿De qué hablan si la CE78 fue ilegítima ab origene? Sin solución de continuidad pasamos de la dictadura militar ilegítima aunque  “legalizada” a la monárquica.
El reproche a los “populismos y nacionalismos separatistas” que la han puesto en tela de juicio es reproche que merecen los partidos “de orden”. Ninguno quiso acabar con esta  legal ilegitimidad cambiándola por una legal legitimidad.
Pero tienen razón al decir “de un lado, los populismos y, de otro, los nacionalismos separatistas conforman el ejemplo de manual de una Constitución carente de esos elementos de integración indispensables para hacer posible su vigencia ordenada y fructífera. ¿Quién quiere que siga vigente una Constitución donde estén ajustados a derecho las actuaciones de las FCSE y las de la judicatura se deberían ser objeto de querella inmediata?
Es falsa la premisa de que hay “concepciones dirigidas a destruir el patrimonio común que supone la existencia de un Estado que ha de ser indiscutido”. Un Estado que esté al servicio de los ciudadanos tiene que cambiar a diario para acomodarse al servicio que cada día le pide el soberano, que es el ciudadano: ¡más y más!
El único credo común es el democrático basado donde cada 4 años todo, Jefe del Estado incluido, se pone en cuestión y sometido a aprobación o rechazo. Eso exige un cambio: reconocer que la soberanía descansa en cada ciudadano, no en las instituciones. Éstas son herramientas a su servicio. Con ellas se articula el ejercicio soberano y como toda herramienta está condenada al desgaste y se substituye cuando se vuelve obsoleta. El otro credo es el de instituciones sagradas eternas e intocables tasas las que se disfraza la eterna dictadura.
No cabe esperar de las fuerzas denominadas “constitucionalistas” esta renovación. Su propio nombre revela su reverencia a esta constitución de la dictadura monárquica. Confiarles a ellas esa tarea es como confiar el gallinero al zorro.  Para contar con ellas deben renunciar a ser constitucionalistas y querer ser democráticas. No todas están dispuestas.
                Dicen los autores que “lo adecuado sería confiar los trabajos de preparación de cualquier reforma a expertos.”. Estaría bien si hubiera acuerdo sobre el objetivo: recuperar la democracia que se nos escamotean ofreciéndonos sólo parlamentarismo. Lo que se necesita, son políticos con espíritu democrático y visión de Estado. Sentadas estas base, recuperar la democracia, la tarea técnica sería mucho más fácil. Ocurrió en 1931: se cortó el nudo gordiano de la dictadura monárquica al huir el rey, ¿de qué temía tener que responder?, se construyó una CE31 tan buena que para acabar con ella se necesitó un Golpe de Estado terrorista, recordemos los textos de Mola, y el genocidio posterior, recordemos los hechos de Franco, para acabar con ella. El espíritu democrático sigue vivo en los soberanos.
                No todo el problema es el aumento de “los techos” ni el “aumentar el autogobierno”. Ésa es la única vía que ofrece esta constitución de crear espacios donde haya más democracia.  Cabe la mayor eficacias jacobina que cree democracia real en la corta distancia y la garantía de una transparencia que impida las trapacerías y las deslealtades que todas son corrupción.
                Los derechos humanos se protegen con recursos económicos pero eso no permite sacrificarlos para obtener esos recursos. Es necesario dar fin a este sistema que, al revés de lo que afirman los autores ya está claro que NO “debemos ratificar la validez del sistema instaurado hace años”; en algunos casos será  “conveniente rectificarlo” en otros erradicarlo: es decir, hacerlo desaparecer de raíz; esa raíz corrupta que ya es un árbol frondoso.
Tan solidaria es o puede serla actitud del Estado jacobino como la del descentralizado. Lo que importa es que se arbitre una fórmula de solidaridad transparente y progresiva como la del IRPF cuya solidaridad habría que incrementar en su progresividad pero también en su lucha contra la evasión y fraude fiscal.
 Cabe ahorrar mucho en la faramalla política descentralizada; también en la central donde, p. ej., sobra el Senado. Éste fue el último redil reaccionario de las dictaduras regias al dejar de ser absolutas. Ya es tarde para pedir “calma”, como hacen los autores. Lo que se necesita es acción: sensata, pero urgente. Pero es viejo el truco de crear comisiones para no resolver problemas. Las comisiones son necesarias pero su objetivo es la acción inmediata.
Sin duda “los políticos a la violeta: abstenerse” pero también los partidos corruptos.
Reclaman los autores: “cualquier corrección que se practique nunca ha de ser para que los nacionalistas catalanes se sientan cómodos”; ¿hay que procurar su incomodidad? Un sistema electoral como una circunscripción única y el respeto al principio democrático un hombre (mujer o varón = un voto sería un buen comienzo. Todos los españoles votaríamos a todos los partidos y no sólo a los de “nuestra parroquia”. Todos nos representarían a todos.
Termina el artículo con una lamentable falta de sensibilidad en la interpretación del conflicto en Cataluña al describirlo “que todo ha quedado en un temblor claudicante ante las puñetas de un magistrado del Tribunal Supremo”. Ignorar que en el mejor de los casos de las puñetas sólo nace una legalidad y muchas menos la justicia es una grave ignorancia. Los graves errores cometidos por el Tribunal Supremo y aun por el Constitucional, la doctrina Parot, la inhabilitación del juez Garzón, los plazos de aplicación en las preferentes, subordinadas y en las cláusulas suelo, etc., etc. son sentencias que desacreditan a sus autores.
Pero lo más descorazonador es la última frase del artículo: En achaques catalanes, la notación de la partitura a tocar es bien sencilla: hacer justo lo contrario de lo que se ha hecho hasta ahora.

0 comentarios:

Publicar un comentario