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5 nov 2016

Los toros como arte y cultura digna de proteccion

La discusión acerca de si los toros son una actividad cultural o no exige saber qué significa cultura. En su sentido lato viene de cultivar, sinónimo de cuidar mejorar o perfeccionar. Así, la agricultura cultiva, cuida, mejora o perfecciona el agro para beneficio humano;  silvicultura cuida, mejora o perfecciona los bosques para beneficio humano. Todo lo que sea objeto de cuidado, mejora o perfección para beneficio humano puede denominarse cultura al margen de la naturaleza de lo que se cuide, mejore o perfeccione.
En sentido estricto se entiende por cultura los elementos que de un modo especial contribuyen al cultivo, cuidado y perfeccionamiento del ser humano. Se dice de una persona que es culta o que está cultivada si ha invertido su tiempo en la mejora y perfeccionamiento de sí mismo como ser humano con referencia a una escala de valores que idéntica a la sociedad.
Lo mismo ocurre con la palabra arte que en griego es  técnica. En su sentido lato el arte o la técnica identifican la destreza en la ejecución de una actividad de nuevo ese arte, técnica o destreza puede ser cualquiera y quien alcanza un alto grado en su ejecución merece el nombre de artista. El alicatador que pone de modo perfecto los azulejos es un artista; también el o el ebanista y, ¿por qué no?, el futbolista o el tenista o el que realiza mil y una actividades.
En sentido estricto se llama artista al diestro en las bellas artes. En un principio éstas eran cinco: danza, escultura, música, pintura y poesía; luego se le añadió la arquitectura, aunque sea una suerte de escultura de edificios; de hecho en muchos países la carrera de arquitecto es una especialidad de la facultad de bellas artes. Cabría considerar escultura todo diseño tridimensional lo que incluiría la costura; el diseño dimensional cabría incluirlo con la pintura lo que incluiría también a la fotografía pues sólo cambiaría la naturaleza del material y la técnica de usarlo. Hubo una época en que la elocuencia fue considerada una bella arte; hoy no tiene esa condición; la poesía se integró en la literatura lo que permitió incorporar a las demás manifestaciones literarias como artísticas y no solo la poesía.
Todas tienen en común percibirse por el oído y la vista a los que se consideran sentidos  superiores a los del  gusto, ahí estaría el “arte de la gastronomía”, el olfato donde estaría el “arte de la perfumería” y el tacto que carece de manifestación de especial valoración artística.
La división es claramente arbitraria pero todas ellas tienen en común que su desarrollo sólo incluye beneficios sin existencia de perjuicio alguno.
Eso no ocurrióo siempre. Hubo un tiempo en que los verdugos tenían consideración de artistas. Eduardo VIII mandó venir de Francia al de París para ajusticiar a su esposa Ana Bolena. Hoy el “arte” del verdugo como el “arte” del torturador merecen el reproche que nace de la propia naturaleza de la actividad que hoy tiene una generalizada consideración de reprobable.
Lo que nos lleva a la consideración de si el arte, considerado en el sentido de la destreza y perfección en la torturar y finalmente muerte del toro se puede considerar un “arte” en su sentido estricto y parte de la cultura en su sentido también estricto. Si la respuesta es no, algo en lo que la gente de mayor calidad coincide mayoritariamente, como en todo hay excepciones, ahí se termina la discusión sobre si se debe o no proteger y, más aún, financiarlos con cargo a los recursos del Estado en vez de invertirlos en mejoras sociales.
Que se deba además de prohibir depende de que se considere un espectáculo que contribuya a perfeccionar al ser humano. Por no contribuir a su perfección se prohibieron el boxeo, la pelea de perros y la de gallos que, como en el caso del toro, producen especies seleccionadas de esos animales. Pero en los países que consideramos dignos de emulación todas esas peleas, incluida la del hombre contra el toro están ilegalizadas. No en todos, que el progreso no ocurre de modo uniforme; siempre hay países más cultos y otros más incultos. Yo voto por pertenecer al primer grupo.

Que el Estado debe proteger la cultura (art. 149.2 CE78) es indiscutible. Que declare que las peleas de gallos, perros y de hombres contra toros es una actividad artística y cultural revela qué entienden sus gobernantes por arte y cultura. También que entienden por la calidad moral y ética que quieren que posean sus ciudadanos cuya perfección como ser humanos se logra, precisamente cultivando su sensibilidad por el arte y la cultura.

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