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4 sept 2015

Yo no tengo la culpa

La culpa, que no la gitana de la letra “es como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda”. Viene a mi mente esta letrilla de la copla tras oír esta mañana la “absolución” “urbi et orbe” del periodista Sr. Rojo en Radio Nacional. “yo no tengo culpa, vosotros, los contertulios, no tenéis la culpa, Vds., los radioyentes, no tienen la culpa de ese niño cuyo cadáver hemos visto”.
¡Qué bonita esa absolución! ¡Qué tranquilos dejó a quienes ya lo estaban! Yo sigo intranquilo.
En las sociedades primitivas las relaciones humanas eran directas y la capacidad de hacer daño era de tipo personal. Te podías pegar con tu vecino o con el visitante del pueblo; podrías hacerle daño en su cosecha, quemarle un monte o mil y una perrerías; se pudiera demostrar o no no había duda: la culpa era tuya aunque tú te justificaras diciendo “fue él el que empezó”, ¡como suele ocurrir!
El prestamista que te estrujaba en el S. XIX con unos intereses leoninos era alguien con ojos y cara; podías encontrarlo en el barrio y  si tu desesperación te llevaba al límite darle una paliza o matarlo harto de esperar la justicia divina, que dios no tenía prisa hasta el día del juicio final, te tomaba la justicia por tu mano y no seré yo quien diga si esa justicia era divina o diabólica.
Hoy ese mismo “hdp” hace lo mismo con mayor impunidad desde la presidencia del consejo de administración del banco o de la caja; lleva una vida de lujo en su barrio, pero tú nunca te cruzarás con él; va comer a restaurantes donde tú tampoco entrarás; sus vacaciones serán en sitios exóticos que conoces por un programa que viste en televisión; allí, harto de despellejar a seres humanos, aburrido como está, se dedicará a matar animales igualmente pacíficos ¡y hasta herbívoros!
¿De verdad no es Vd. culpable de lo que hace manteniendo abierta su cuenta en su banco?
Nosotros ¿somos o no somos responsables de las guerras que organizan los políticos elegidos?
Veamos, por ejemplo, qué pasó con la guerra de Irak: unos políticos mintieron para “armarla”; otros mintieron más para justificar su solidaridad; otros llevaron su descaro a decir que enviaban “ayuda humanitaria”. Hoy viven de esos beneficios económicos y políticos. Se trataba de eso ¿no?
Pero todo eso se votó en parlamentos “democráticos”. El Sr. Bush, y el trio de las Azores que tenía una cohorte de monaguillos llevando servilmente el turiferio o el botijo, había cogido la “perra”; pero era necesario vaciar los arsenales para poder seguir manteniendo activo el negocio de la compraventa, ¡legal, por supuesto!; además todo el mundo sabe que una guerra es una oportunidad deliciosa para hacer “honrados y patrióticos negocios” como los que hicieron esos “arma-guerras”.
En España hay 350 diputados. La mayoría votó a favor. La mayoría de los lectores no será uno de esos 176 que votaron a favor pero ¿los apoyó Vd. en su votación o se manifestó en contra?
¿De verdad no es Vd. culpable de las consecuencias cuando vota apoyando esa política?  
No se engañe, lo que hoy pasa es un coletazo más de lo de ayer; no será el último. Nosotros aún vivimos el coletazo de la "venta legal" de armas hecha por Hitler y Mussolini al golpista general Franco que no hicieron las democracias para defenderse al gobierno republicano y democrático . Miles de personas inocentes huyeron como hacen hoy; más de un niño murió en la playa como hoy.
El tráfico de armas es un negocio en muchos países. Su disculpa es que “es legal”. Las armas cuando se disparan matan lo mismo si son legales que si son ilegales. Hay partidos que justifican el fomento de esa industria porque de ese modo se crean puestos de trabajo y se acaba con el paro.  ¡Vaya farsantes! Se crearían muchos más dedicando esos recursos a la educación, a la sanidad, a la justicia y sobre todo a la investigación científica que aumenta la productividad y la calidad de vida..
¿De verdad no es Vd. culpable cuando sigue votando a los partidos que tiene esa política?
Hay partidos en los que su Ministro de Defensa tiene en su curriculum vitae una amplia experiencia en la venta de armamentos o que después de haber ocupado ese ministerio encuentra un  trabajo entre sus antiguos proveedores. Claro que él en sus “dos vidas”, pública y privada, sólo vendió armamentos para que “los buenos” mataran a “los malos” ¡y dentro de la ley!
 ¿De verdad no es Vd. culpable cuando sigue votando a los partidos que tiene esa política?’
Dentro de poco vamos a tener elecciones gubernamentales. Es una “min-opción” mini-democrática” la que se nos ha permitido en el vigente régimen heredero del anterior - no olvide que hubo una continuidad tan legal como la de la venta de armas - donde todo sigue atado y bien atado. Pero de todos modos no deja de ser una opción la que se deposita en nuestras manos.
¿De verdad no es Vd. culpable de las muertes que ocurran mañana con el nuevo gobierno?
            No es lo mismo admitir a los refugiados o hacer devoluciones “en caliente ¿legales? Si Vd. cree que con su voto no es responsable de esas muertes no le diré eso que se suele decir: “que Dios proteja su inocencia”; le diré: “ni el cinismo, ni la estupidez serán jamás una eximente válida”.

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