Esta
palabra, lema esencial de la revolución francesa, nos obliga a recordar la
última frase de Madame Roland, una republicana sincera e inteligente, que dijo
poco antes de ser guillotinada por criticar los excesos intolerantes de la
República: “Libertad, ¡Oh, cuantos crímenes se cometen en tu nombre!”
La vida es
una azarosa navegación entre Scilas y Carbidis evitando esos dos arrecifes: por
un lado la dictadura que nos priva de la LIBERTAD de criticar al mando
dictatorial; por otro la democracia si nos priva de la LIBERTAD de criticar al
mando republicano.
Esta realidad
nos recuerda otra frase popular en los años 60 bajo la dictadura militar de
Franco: “no hay nada que se parezca más a un tonto de derechas que un tonto de
izquierdas”. Si en vez de tonto ponemos autoritario, venal, corrupto, etc., la
frase mantiene su validez. Si en vez de tonto ponemos “espabilado” entonces se
desvela su verdadero sentido.
El anarquismo
es una utopía irrealizable porque el coste de la toma de decisiones, salvo en
grupúsculos reducidos donde sí cabe la democracia asamblearia, arruina la
eficacia de las mismas. Su error opuesto es el autoritarismo de la “democracia
dictatorial”. Es propia de quienes, intrínsecamente dictadores, creen que su
designación por elección más o menos democrática es un cheque en blanco por el
tiempo de duración de su mandato.
Eso cree
esa gente del PP. Cuando el pueblo “rodeó al Congreso” el Presidente de la
covacha dijo que “se estaba atentando contra el asiento de la soberanía”. En su
torpe ignorancia había olvidado que es en el pueblo “donde reside la soberanía
de donde emanan todos los poderes del Estado” (art. 1.2,CE78); que sólo meros empleados,
administradores contratados interinos a término por unos propietarios que
pueden avocar su derecho.
Todos los
grupos, partidos, ateneos y sociedades y también los grupitos, partiditos,
ateneítos y sociedaditas han conocido el eterno conflicto entre el republicano
con mentalidad de Luis XIV: “¡la
república soy yo!” y el republicano que ama la LIBERTAD. Si triunfan los
primeros el edificio se queda en un quiero y no puedo. No pasa del primer piso.
Cortados sus pensamientos a cincel ocurre lo que pronostica la frase “cuando dos personas piensan absolutamente
lo mismo, una, por lo menos, no piensa”. Es el fin de la fecundidad
creadora.
La LIBERTAD
es el cemento que une opiniones diversas; que se respetan porque se respeta a
las personas en la medida en que se respeta el Estatuto que los une, verdadera
Constitución democrática del partido. Las piedras a escuadra todas igualitas y
perfectas me recuerdan otra frase “Dijo
la Zorra al Busto, después de olerlo: «Tu cabeza es hermosa, pero sin seso.
Como ésta hay muchos, que aunque parecen
hombres, Sólo son bustos”.
Prefiero
los edificios humildes que respetan la LIBERTAD; los muros donde se ponen con
destreza maestra grandes bloques junto a pequeños pedruscos. Eso muros que
separan las fincas en mi tierra gallega con los que están hechas las casas humildes
del ciudadano que, sin dinero para pagar al cantero que tallase todas las
piedras iguales, logró la belleza de la armonía de lo heterogéneo entre cuyas
rendijas una lagartija es la imagen viva de la vida en LIBERTAD.
En esas
construcciones veo yo la imagen de la REPÜBLICA ; construida por nosotros, los
CIUDADANOS, que no somos ricos; por nosotros, los CIUDADANOS, que logramos el
acuerdo rechazando la imposición autoritaria, por democrática que parezca; por
nosotros, los CIUDADANOS, que con nuestros diversos niveles de educación,
formación y cultura defendemos con igual desmesura la LIBERTAD; por nosotros,
los CIUDADANOS, porque nosotros somos republicanos, de uno en uno y todos
juntos, porque amamos la LIBERTAD.
De unum pluribus, de la diversidad surge
la unidad, decían antes los billetes de dólar de los USA. Ahora dicen In god we trust, confiamos en Dios. No
parece que les haga mucho caso.
Es nuestra personal LIBERTAD
la que desde esa diferencia nos hace iguales a todos los ciudadanos la que nos
permitirá reconstruir una REPUBLICA donde la LIBERTAD sea su esencia.
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