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19 feb 2017

Un problema mal planteado: (8) La Libertad exige una República.

                Lo moderno es lo antiguo: la defensa de la libertad individual y del acuerdo voluntario y continuamente renovado de querer vivir juntos y bajo las costumbres convertidas en leyes que nos demos libremente.
La primacía de la libertad individual no existe si no se refrenda periódicamente para elegir mejores representantes y recordar que somos soberanos. No caben la herencias del poder. De padres tontos nacen hijos inteligentes y viceversa. Elijamos a los mejores de entre todos los ciudadanos. Rechacemos “la elección genital” que si no la aceptamos para puestos de trabajo de médico, docente, juez, ingeniero ¿Por qué aceptarlo para ser Jefe del Estado?
Nuestros elegidos, porque queremos una democracia, serán los que se encarguen del día a día en la construcción del Estado de Bienestar que ésa es su tarea empezando por proteger nuestra libertad de la que nace como si fueran gemelos siameses la igualdad ante la ley. Sin ella no seríamos libres sino dependientes de los que tuvieran más derechos que por esa razón estarían sobre nosotros. El tercer principio el de la solidaridad surge de nuestra humanidad, no podemos ser menos solidarios que los demás miembros del reino animal.
La esencia de una constitución democrática descansa en esos tres principios lo que excluye como forma de gobierno la dictadura sea monárquica, militar o religiosa. Su objetivo para garantizar los tres bienes básicos de la convivencia descansa en la educación en la libertad y en la justicia en la equidad del reparto de nuestros bienes y derechos. La sanidad, es decir, la protección de la salud es uno de nuestros derechos pero anterior a él es el derecho a lograr mediante nuestro trabajo los recursos suficientes para alimentarse a sí y a su familia. Esa garantía exige que todo lo que  los ciudadano tengan sobre el mínimo necesario para su supervivencia, es decir lo que se tenga en exceso de modo privado, es decir, ajeno al uso por todos los demás, deberá sufrir un gravamen progresivo que frene  su acumulación sin límites.
La educación es, sin duda, el bien más básico en la conservación de la libertad algo que, privados de ella desde hace tiempo, ha conducido a no saber valorarla por falta de uso. La razón es evidente. Los poderosos tienen vocación de cuidadores de ovejas; para ello procuran que lo sean a base de educar a todos en doctrinas ovejiles. Se empieza por sacralizar el poder, luego se sacraliza la herencia en el poder, y se repite el mismo truco que el que se hizo cuando se cambió el sistema de monarquía electiva vitalicia, el rey era elegido por el pueblo de modo vitalicio, por el de monarquía electiva hereditaria.
                El rey como tenía más territorios de los que podía controlar nombró condes que eran también vitalicios. En un momento dado el rey quiso ser hereditario y los condes exigieron el mismo derecho. El pueblo a callar porque no pintaba nada. A medida en que por guerras de conquista los nobles se quedaban con lo conquistado a los nobles y reyes de otros reinos, y el pueblo a callar porque pintaba nada, los nobles mandaban más que los reyes. De ahí viene el dicho a los reyes aragoneses cuando se firmaban las recíprocas lealtades con los nobles: “Nos, que somos tanto como vos y todos juntos más que vos, os hacemos rey de Aragón, si juráis los fueros y si no, no” en cumplimiento del dicho “en Aragón antes que reyes hubo leyes”.
                Pero poco a poco los reyes fueron haciéndose con el poder hasta llegar al poder absoluto y lo mantuvieron con una corte de validos y demás corruptos que sostenían al rey a costa de expoliar al pueblo. Un día el pueblo harto de tantos atropellos decidió recuperar su soberanía. ¿Qué pasa hoy en las monarquías y en algunas repúblicas? Los nobles de entonces son hoy las eléctricas, las petroleras y alguna que otra multinacional. Ellos mantienen a los corruptos que mantienen la dictaduras: monárquicas, religiosas o militares. El grado en el que unos sostienen a los otros y viceversa es distinto en cada sitio pero corrupto en todos. Sólo en unos pocos hay un verdadero estado de bienestar que se da, paradójicamente, también en algunas monarquías y, con cruel paradoja, no se da en todas las repúblicas.

                Lo que no es paradójico es que el estado de bienestar se dé en aquellos países donde el acceso a la educación es más alto y el reparto de la riqueza nacional entre sus ciudadanos es más equitativo. Algunos son monarquías pero su logro no es debido al rey sino a los políticos que tienen un claro espíritu republicano. ¿Para qué sirve pues un rey parasitario? ¡Para nada!

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