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8 may 2016

Un atentado contra la santísima trinidad

Los regímenes represivos inventan delitos para limitar la libertad de sus súbditos. Los ciudadanos ejercen su derecho a la libre expresión para luchar contra los privilegios que son un delito que atentan contra la única real santísima trinidad: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Los dictadores suelen cerrar la universidad, el templo de la Diosa Razón, única que merece respeto y devoción. Lo hizo Fernando VII, hace 76 años creo en su lugar la escuela de tauromaquia, reforzando su dictadura con ejércitos extranjeros que invadieron el país para sofocar el ansia de libertad de los españoles. A Franco, el inventor de estad monarquía, le ayudaron en 1936 Hitler, Mussolini y el Vaticano.
Asistimos a una suerte de persecución política, con disfraz judicial, que nunca cabría en una República Democrática pero sí cabe en esta Dictadura Monárquica. Todo presunto delito empieza por analizar el lugar donde se produjo; una vacuola católica incoherente con la Universidad “cedida”, al parecer ilegalmente, a quienes son dignos de persecución por la justicia. Esa institución predica como parte de su esencia la discriminación de la mujer, prohibió el libre pensamiento, desacredito a las personas por sus hábitos sexuales y, más aun, cuando pudieron asesinaron a las víctimas de “estos inventados delitos”. Su presencia, ¿en todo el país?, atenta contra la esencia de la Universidad y la ley: Libertad, Igualdad y Fraternidad, que exige la ausencia de privilegios y el respeto a la única diosa que tiene cabida en una Universidad: la diosa razón.
Si tales mismas actuaciones se produjeran en una iglesia propiedad de la Iglesia Católica, a donde va la gente a rezarle al extraterrestre en el que cree, cabría alegarse menosprecio al propietario. Son edificios privados abiertos al público cuya protección termina si atentan contra el Orden Público (art. 16.1 CE78). De la defensa de la discriminación de la mujer que prohibe el art. 14 CE78 y atropella los Derechos Humanos nacen los asesinatos de mujeres por sus cónyuges, parejas o novios. 
En la Universidad rigen sus normas de régimen interior para sancionar comportamientos no adecuados. La Libertad de manifestación en las zonas comunes es amplia, pero no en la biblioteca, si se da una clase o en un acto propio de la Universidad. La vacuola de la capilla, aun con privilegio de alguna bula papal medieval, está dentro de ese recinto y está sometida a las mismas reglas
La esencia de la manifestación era de protesta dentro de una institución universitaria que es, o deja de ser universitaria, el paradigma de la libertad de razonamiento, de libertad de expresión, de libertad de manifestación de personas adultas”. Nada por irracional que sea puede ser ajeno al juicio racional, aunque sólo sea para declarar su irracionalidad cuando no la esencia delictiva de esa asociación o iglesia, que es lo mismo. Lo irracional debe ser rechazado. Una capilla dogmática lo es.
La Universidad es el templo de la razón donde no cabe la ostentación de los dogmas que es algo que atenta contra su esencia. Semejante acto de ingratitud permitiría revocar la concesión ¡si ésta fuera legal! Dice el art. 648 CC: podrá ser revocada la donación, a instancia del donante, por causa de ingratitud en los casos siguientes: Si el donatario cometiere algún delito contra la persona, el honor o los bienes del donante. Deshonra a la universidad acoger a una institución que discrmina a la mujer (art. 14 CE78); opone el dogma a la razón; las quimeras a lo real; la creencia a la demostración, la obediencia a la libertad y así mil y una antinomias. La Srª Fiscal parece aquejada de miopía. No ve ese delito -¡una verdadera viga! -- pero ve la paja ajena.
Que los hechos ocurrieron en 2011 pero no fueran objeto de imputación hasta 2015 parece un fraude de ley (art. 6.4 CC y 11.2 LOPJ), ¿de la Srª Fiscal? Hay un fumus de persecución política de las ideas de la imputada cuando fue elegida por los electores.
En caso de manifestación en la Biblioteca, templo del saber, donde alumnos y profesores se aplican a aumentar sus conocimientos, ¿hay algo más digno de devoción?, protestando contra un privilegio ilegítimo, se les hubiera invitado, y forzado en caso de desobediencia por el personal auxiliar, a abandonarla para no molestar a sus compañeros. Y si levantaran su camisa distrayendo a los más devotos estudiantes, su objetivo era llamar su atención no afrentarlos. Sin duda recibiría algún apercibimiento para que en el futuro no volviera a molestar en la biblioteca.
La protección de la libertad de expresión usque ad summum es deseable en un Fiscal, es imprescindible en un Magistrado. Si así no ocurriera habrá que ir al Tribunal de Justicia de la Unión Europea a buscar la que no hay en esta dictadura monárquica de corruptos de todas las clases. Y durante la espera quizá sean necesarias más manifestaciones hasta que lo entiendan.

Este suceso es uno más que exige modificar la CE78 y substituir esta herencia franquista por una República democrática donde la razón prime sobre la creencia en extraterrestres sobre todo si predican lo que la CE78 prohibe de cuya educación surgen tantos asesinatos de mujeres.

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