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11 may 2016

El voto de la abstención

Me acerqué con interés a un artículo titulado “El sueño de Maquiavelo” de Javier Cercás.
Soy de izquierdas”, leí; mal comienzo, pensé, suena a coartada para justificar futuras incongruencias. Y así fue al leer su nueva confesión/coartada: “Siempre lo fui y es probable que siempre lo sea porque por mucho que uno quiera a los 53 años no se cambia”. ¡Qué tonterías dicen los jóvenes!, puedo decir por ser mayor que el autor pero no es cuestión de edad. Sólo los muertos no cambian; los vivos tenemos la diaria y atractiva posibilidad de mejorar.
Cuando luego dice que “si uno es joven, lo que mola es decir que izquierda y derecha no existen” supongo que se refiere a los jóvenes de derecha y de extrema derecha. Y termina con otra declaración de “¿pureza de sangre de izquierda?”: “si algún día voto a las derechas me saldrán ronchas por todas partes, incluido por el culo”. Su conclusión es propia de una declaración ex cátedra: “lo que no acabo de entender es que [un votante de izquierdas] a menos que lo haga con el legítimo propósito de brillar en sociedad se lo confíe a Podemos”.
¡Vaya con el razonamiento de este izquierdoso? Se siente Pontífice anatematizando a los demás cuando dice que el votante de Podemos tiene que elegir entre “no ser de izquierdas” o pretende “brillar en sociedad”. Su justificación “moral”: “mi recelo ante el moralismo de Podemos primero porque la virtud ni se predica ni se exhibe sino que se ejerce (a ser posible a escondidas: la virtud es secreta o no es)” es una acusación de fraude en el mismo diario que publica la noticia: “un millar largo de políticos con causas judiciales pendientes”.
Negar que “pueda confiarse en la cúpula de un partido que en cuanto vislumbra el poder e intuye que sólo podría alcanzarlo cambiando completo de ideas, pasa en un pispás del bolivarismo vehemente anticapitalista  … a la socialdemocracia sólidamente capitalista…” revela que este izquierdoso que publica la doctrina de la FAES no se atreve a salir del armario cuando luego les reprocha ”echar la culpa de todo a la Transición  a reclamar la vuelta del llamado espíritu de la Transición”.
La culpa de la prometida Transición a la democracia es que se ha quedado en una dictadura monárquica fraudulenta. La CE78 dice “La soberanía reside en el pueblo de donde emanan todos los poderes del Estado”(art. 1.2) pero al rey lo eligió FRANCO.
Otro fraude de la CE78 es el art. 14: ´”Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. El Jefe del Estado pretende serlo per vitam aeternam, que es lo que define a una dictadura.
Y también es falso el art. 9.1: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”. Ningún ciudadano puede ser Jefe del Estado alegando el art.14 o el 1.2. El título II de la CE78: “De la Corona” afirma la dictadura monárquica. Valió cuando se creía que el poder regio venía de Dios. Ahora viene del “CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA GRACIA DE DIOS”. El “poder divino de esta monarquía” ha venido por vía franquista.
El espíritu de la Transición era lograr la democracia sin que el ruido de sables acabara en otro genocidio. Hoy ese riesgo no existe y la dictablanda cumplió su papel. Es hora del cese agradeciéndole los servicios prestados que han sido más que bien pagados.
Apelar en Barcelona a las raíces de los inmigrantes del resto de España” no permite calificar a Podemos de ser un “PP o Ciudadanos de izquierda” y tampoco hay incongruencia en “proclamar a todas horas la plurinacionalidad del Estado”. Lo fue con los Habsburgo en toda Europa y es un poco ruin reprochar un cambio “al olisquear” la Moncloa, y falsa la imputación de que hace “trampa” al no especificar la naturaleza del referéndum. Y es incongruente criticar a los jóvenes por decir que “no hay derechas ni izquierdas” para acabar diciendo lo mismo: “En el fondo por una vez, no se trata de izquierda o de derecha”. ¡Vaya si las hay!
Finaliza el artículo con un mensaje que podría haber firmado Rajoy: “lo que yo temo de verdad es que detrás de la primera máscara [la socialdemócrata] aparezca otra [la bolivariana] y luego otra [¿] y otra [¿] y otra [¿]. Y que al final no haya nada”, ¿cómo van sus pruritos?

Ante la nueva opción ¿para el PP? espero que aunque sea con profunda irritación por el fracaso por los desacuerdos ¡que es de todos!, la izquierda no vote a Rajoy con su abstención.

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