Al margen
de su traducción literal el “seny” identifica a las personas decentes que ni
engañan ni hacen trampas; tampoco trampitas; ni siquiera inducen al error callándose
para luego decir: “yo eso no lo dije; lo dijo Vd. y yo simplemente no le
contradije” que es lo propio de gente desleal que carece del arrojo de ser lo
que son. A mí el tramposo descarado me merece menos desprecio que el tramposo
ladino.
Esta
reflexión viene a cuenta de la “justificación” - ¡a cualquier cosa llaman
chocolate las patronas! – del Sr. Mas con su ”plebiscito moral no plebiscitario”.
¿Cómo se come eso? Dice que si logra 68 diputados de los 135 ¡aunque los votos de
los ciudadanos sean menos de la mitad! él se sentirá respaldado
“plebiscitariamente”. Sr. Mas, eso es hacer trampas.
Un
plebiscito o un referendum es una consulta directa al ciudadano ¡Su propia esencia
exige contabilizar el voto directo emitido! Si se cuenta el número de representantes
electos hay una elección representativa pero no hay plebiscito ¿que es lo que
Vd. ha convocado? Si Vd. le quiere dar ”tono plebiscitario” Vd. tiene que contabilizar
el voto directo ¡para que valga como plebiscito! U el de los diputados, para
que valga como elección. Pero si Vd. se niega a hacerlo Vd. desnaturaliza el
“plebiscito moral”; es decir, hace al no contar los votos directos?
Hay un
chiste de vascos que van por el monte. De repente uno se para y dice: “mira, Pachi,
¿has visto? Ahí hay un Rolex”. Pachi le mira y le pregunta medio enfadado:
“pero vamos a ver: ¿estamos o no estamos a setas?” ¿A qué está Vd. Sr. Mas ¿a elecciones
o a plebiscitos?
El colmo – nada
extraño cuando se hacen trampas – es que Vd. le endosa la trampa al otro – ¡que
conste que el Sr. Rajoy no cuenta con mi simpatía! – acusándole de que hará la
trampa que Vd. ya ha organizado por
anticipado. Dice Vd. que si logra sus 68 Diputados (con lo que gana las
elecciones) pero no la mayoría del voto ciudadano (con lo que pierde el
plebiscito moral) el Sr. Rajoy le recordará que ha perdido el plebiscito moral
(y es cierto) - con lo cual acepta que existió el plebiscito - y le felicitará
por ganar las elecciones (que también es cierto). Vd. lo ha planteado así: hay
un plebiscito moral que no tiene validez legal y al que Vd. ha desnaturalizado
con lo que no tiene ni valor moral. ¡La culpa es suya! La del Sr. Rajoy es
otra.
¡Un órdago
a la grande, Sr. Mas, exige tener 31!; el órdago a la chica es de mal jugador.
Vd. juega con cartas marcadas, Sr. Mas. Si no alcanza la mayoría de votos ciudadanos Vd. es el
que ha perdido el “plebiscito moral”; ¡el que Vd. convocó!, aunque gane las
elecciones si logra 68 diputados. El Sr. Rajoy no ha convocado nada; pero tiene
derecho a decirle que Vd. perdió “moralmente” en lo que Vd. convocó, algo a lo
que él no le da valor pero Vd. sí. Vd. fue el que se colocó en ese trance y Vd.
ganará o perderá su “plebiscito moral”, pero ¿vale la simple mayoría? ¡Por
supuesto que no! Y por eso su error de su planteamiento es todavía mayor.
Sr. Mas, Vd.
es incongruente con su Estatuto que es el que le legitima. Modificarlo es algo
serio y por eso no basta la mayoría de los Diputados (68); la votación por
mayoría vale para asuntos menores; para los serios se exige mayoría cualificada
de 2/3 = 90 diputados (art. 222). Pero Vd. declara que se considera
“legitimado” para promover la independencia de Catalunya con sólo 68 Diputados
¡pierda o no además el “plebiscito moral”! ¿Es un asunto menor la independencia
para decidirla por simple mayoría? ¿No es exigible que la mayoría cualificada propia
de las cosas importantes (art. 223) pues modifica la relación con el Estado?
Sus cartas están muy marcadas: la del plebiscito, la de las elecciones y la de la
mayoría simple. ¿Qué legitimidad es la suya si el Estatuto le exige 2/3 = 90
diputados para tomar decisiones importantes? Un plebiscito serio y moral exigiría también 2/3 de
los votos directos de los ciudadanos.
Por su
parte el Sr. Rajoy hizo otra vez el tonto, ¡dios lo perdone!, al no permitir el
referéndum: no se puede negar un derecho natural del ciudadano lo diga o no la constitución franquista
vigente.
Si
respetamos la soberanía del ciudadano “de donde emanan todos los poderes del
Estado” (art. 1.2 CE78) hay que promulgar una ley de referendum seria que
establezca cómo se plantea y cómo se ejecuta y cuál es la mayoría exigible para
su aprobación. Y yo digo ¿qué menos que 2/3 de los ciudadanos en un asunto tan
trascendental como éste, que es la denominada mayoría cualificada?
Sobrevivimos entre los unos que temen la libertad del ciudadano - ¿son administradores o secuestradores de nuestra soberanía? que prohíben los referenda y los otros se niegan
a contar los votos del “plebiscito moral” que dicen que han convocado.
¡Vaya par
de dos!; ¿en manos de quien estamos?; ¡porque no son los únicos!
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