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14 ago 2017

Las dictaduras: una escuela de absentistas

Leo un artículo de Savater (EL PAIS, 13.08.2017) titulado “Los abstemios”. Denuncia que los intelectuales anti-secesión no se atrevan a manifestarse con libertad oponiéndose oposición a esta propuesta política aunque no la compartan. No importan tanto su silencio, por valiosas que sean sus opiniones, sino el "eterno mutismo" de la “sociedad civil” antes llamada “mayoría silenciosa” cuyo silencio todos contabilizan como apoyo a sus tesis. Calla ante los dos grupos nacionalistas: los favorables a la posición de la integridad territorial por encima de todo y su imagen especular la secesión territorial por encima de todo aunque no sea realmente una imagen especular porque  un grupo nacionalista quiere que esa mayoría silenciosa diga  su opinión y el otro grupo nacionalista se opone a que esa mayoría silenciosa diga  su opinión. Un demócrata sólo puede apoyar la tesis de los nacionalistas que reivindican el derecho a hacer la consulta aunque su posición sea contraria al resultado que ellos pretenden. La libertad es lo más sagrado del hombre, varón o mujer. Sin ella nada es válido para la ley: ni contratos, ni acuerdos, ni votos, ni ... ¡nada de nada! Si alguien se presenta como abanderado del cumplimiento de la ley e impide el ejercicio de la libertad que legaliza los actos, está claro que diga quien lo diga pretende es engañarnos. Y si la ley impidiera el ejercicio de esa libertad ¿a que espera el gobierno para cambiar la ley y abrir espacios a la libertad? Eso no obsta para que quien proponga lo contrario no quiera engañarnos al defender la libertad.
La abstención de la ciudadanía es el fruto de la educación en la abstención un objetivo de toda dictadura y uno de los más graves daños para el desarrollo del ser humano; substituir la libertad por el temor a ejercerla. Lo es también de la represión sufrida cuando se manifestó diciendo "no nos representan" ante las Cortes donde estaban reunidos nuestros legales representantes muchos de los cuales se indignaron porque los jueces, con sensatez, no encarcelaron a nadie.
Una dictadura permite todo salvo la opinión adversa, la castiga de modo radical; las dictaduras teocráticas católicos y reformados ejercieron la inquisición, hoy lo hace la musulmana siempre mucho más tolerante en lo religioso. Las dictaduras monárquicas civiles lo hicieron cuando pudieron; si ahora no lo hacen es porque no pueden; el P. Mariana, jesuita que justifico el regicidio si el rey se era injusto, vio que sus libros se echaban al fuego en París; Mariana Pineda fue asesinada “legalmente” por Fernando VII de Borbón por tener una bandera en su casa, cn Hiutler se volveron a quemar libros en la noche del 10.05.1933 en la Plaza de la Ópera de Berlín y en tantas ciudades alemanas los asesinatos “legales” de Franco se cuentan por decenas de miles y superan la centena, no sólo votar u opinar, hasta pensar prohíben las dictaduras. 
No te metas en política y no tendrás problemas” se decía bajo la dictadura de Franco.  “No seas radical y no tendrás problemas” se dice ahora. Las palabras varían, la represión permanece. Con Franco también eran radicales:¡quería ejercer la libertad y la igualdad!, como ahora.
Es ejemplar la reacción social en Francia si el Gobierno quiere limitar algún derecho ciudadano y aun en los USA aunque algunas manifestaciones de la libertad de opinión sobre la supremacía blanca estos días en Charlotesville, avergüence al ser humano; pero sobre esa vergüenza está el valor supremo de la libertad.
Si dios no lo remedia, aunque él parece republicano sus iglesias son dictatoriales, pronto hará un siglo bajo dos dictaduras : la borbónica en la que fue educado Franco y la franquista en la que fueron educados los dictadores monárquicos borbónicos que instauró Franco, algo innecesario porque ya les educaban en su casa,. Casi un siglo sin libertad  interrumpido por apenas ocho años de ellos cinco en paz, bajo represión mayor o menor, con riesgo de ser asesinado,  encarcelado, apaleado o multado según lo que se pueda hace en cada caso contra quien la ejerza contra el gobierno de turno. 
Ser abstemio, como lo llama Savater, es el recurso a la supervivencia en un país donde hasta el intento de educación en la ciudadanía se eliminó del currículo escolar y se substituyó por  la “educación"religiosa”. El nacionalismo reivindica una diferencia entre los derechos de unos pocos miles o millones de hombres, varones o mujeres, los de "su" nación y los demás unos 7.000.000.000 de personas que viven en los demás países a los que les reconoce menos derechos, una desproporción que mejor que otro argumento revela su irracionalidad, por legales que sean sus fronteras.
Bajo la dictadura franquista, nacionalista hasta lo imperial, el intento de suicidio era delito; bajo esta borbónica el intento de suicidio secesionista también lo es. Todas las dictaduras: prohíben la realidad. Bajo una República democrática ambos intentos de suicidio se tolerarían y se curarían con dosis elevadas de cultura; es la solución más barata y además no atropella la libertad, la promueve.
Lo más grave de la sociedad actual es que el la abstinencia política y social de la juventud supera, paradójicamente,  la de sus padres y abuelos. Escuela y merienda; lo dijo Costa en el S. XIX.

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