El Prof. Peralta, que lo es de Derecho
Constitucional en la UCM publicó un artículo: “España: estado unitario-autonómico vs estado federal-plurinacional”
(LA RAZÓN, 14-08- 2017) en el que niega la realidad al confundir los sentimientos
y la realidad sociológica con las estructuras políticas vigentes y haciendo
pasar como ciertas algunas falsedades además de ignorar la historia próxima que
sigue gravitando sobre la realidad y no se puede negar ni ocultar por más que
se pretenda erradicar la memoria histórica, una memoria que algunos llevamos en
la piel y que otros conocen porque son personas ilustradas.
El hecho de que el art.1.1 CE78 declare que “España es un estado social y democrático de
derecho” es la primera falsedad de la
Constitución no es buen punto de partida para argumentar nada. Se gestó sin
libertad bajo los mismo sables de los que atropellaron la legalidad vigente que
intentaron acabar con ella el 23-F como hicieran con la constitución que esa sí
que era realmente democrática de 1931 porque fue votada sin ninguna amenaza por
todos los españoles. La falsedad reside
en hacer pasar por democrático lo que es parlamentario, dos palabras que no son
sinónimas. Bajo Luis XIV había unos Estados Generales, más o menos
democráticos, pero era una monarquía absoluta. Ésa es la esencia de todas las monarquías
pero cuando no pueden imponer ese abuso tragan lo que haga falta, perjurar la defensa de los Principios teocrático-fascistas
del Movimiento Nacional, para poder seguir
parasitando a sus súbditos enriqueciéndose sin tasa su costa y llamándoles
ciudadanos en vez de súbditos, que es lo que siguen siendo, para disimular el
engaño.
Ninguna constitución declara que un estado es
divisible; de eso se encarga la vida real Hoy no existen las mismas fronteras que en
1900; ¿se necesita mayor demostración de lo poco que importa que una
Constitución declare indivisible a un Estado? En 1795 desapreció Polonia; resurgió
en 1916. Israel desapareció durante muchos más siglos. En el S. XX aparecieron estados
independientes que nunca lo había sido. Dejémos de creer nuestras propias
mentiras.
Lo que hoy es España con su estructura autonómica
no es lo que era antes de 1978; p. ej., había
una provincia que era el Sahara que dejo de ser parte de la España “indisoluble”.
Tampoco será lo que llegará a ser
cuando al fin recupere la democracia de la que se nos priva, que sólo existe bajo
una forma republicana sea ésta unitaria, federal o confederal cuando sea verdad
lo que dice el art. 1.2 CE78: “la
soberanía reside en elpueblo español del que emanan todos los poderes del
Estado”, que es la segunda falsedad
de la CE78; el poder del Jefe del Estado emana de la decisión del dictador
militar Franco, que implanto el terror según ordenó el General Mola, por
entonces cabecilla del Alzamiento terrorista que triunfó militarmente.
La plurinacionalidad es un sentimiento
constante que arrastra la historia de España y que tuvo distintas
manifestaciones antes y después de Carlos I, antes y después de Felipe V, ante
y después de Fernando VII y de todos los sucesivos borbones por medio de
sucesivos golpes de Estado militar lograron reinar: Fernando VII con dos, del
General Elio y de los 100.000 hijos de S. Luis;, uno de Martínez Campos para
que reinara Alfonso XII; un autogolpe de
Primo de Rivera para que siguiera gobernando Alfonso XII¡; el último de Franco 8que nombró rey a Juan
Carlos I; esperemos que los borbones no sigan recurriendo a más golpes de
Estado para imponerse a la voluntad democrática de los españoles libremente
expresada.
El sentimiento plurinacional existe tenga una u
otra formulación política. Cuando la que tenga satisfaga los sentimientos de
los ciudadanos se iniciará el mismo futuro de prosperidad que se iniciara en
1931 y que atropelló el terrorismo genocida de los que, para nuestra desgracia histórica,
lograron triunfar por la fuerza de sus armas y las nacifascistas.
Sin duda nuestra estructura es “original” pero
esa originalidad se puede mantener sabiendo gobernar atendiendo a la realidad
sociológica de la que nace la realidad política o se puede dinamitar con una visión
esterilizante y no evolutiva de respeto a la libertad individual. Resulta
contradictoria la tesis del Prof Peralta, negando la realidad cuando luego
añade: la organización territorial del
Estado debe responder a una realidad, a las peculiaridades de cada nación en su
conformación territorial y que es el resultado de un determinado proceso
histórico” tras lo cual estropea un buen razonamiento al concluir “que, finalmente, debe ser considerado en la
configuración político-constitucional de cada Estado”, al
considerando lo que hay hoy como algo ya inamovible y no una parte más del
proceso histórico que ocurra en el futuro; en el futuro que es hoy respecto a
1978 y en el que será mañana respecto a 2017.
Tras ello
afirma con total gratuidad que “estamos de acuerdo en la necesidad de una
reforma en dicha estructura territorial, pero una reforma que sería más un
ajuste moderado y racionalizador que una pretensión liquidadora de la misma, lo
que sería un ejercicio gratuito y estéril de voluntarismo político radical, ya
sea en un sentido federalizador o en otro centralizador, desconsiderando los
consensos - los dinamitó el
Gobierno de España con la Generalitat con su no diálogo sobre una consulta no
vinculante - y mayorías sociales
existentes” que se ignoran porque no consta - los sondeos del CIS no son un
dato válido - la opinión de las mayorías - que no por ello tienen derecho a
atropellar a las minorías - porque el Gobierno de España impidió conocer esa
opinión no vinculante ¡cuando la CE78 lo
permitía!
Sin
duda, como dice el Prof. Peralta “el
llamado “proceso autonómico” aún sigue abierto, desarrollándose de manera
general y desbordando las consensuadas previsiones constitucionales, de manera
que la transformación del Estado español se está haciendo por vía indirecta
mediante la articulación de las comunidades autónomas sin acudir al legislador
constituyente” lo que en su opinión “ha
conducido al desbordamiento del concepto de autonomía” omitiendo que
ello se debe a la falta de voluntad del Gobierno de España en coordinar ese
desarrollo de modo homogéneo incrementando falseando las propuestas
presentándolas como un conflicto de querer atribuir más derechos a unos que a
otros cuando podrían haber incrementado de formaconsensuada los derechos de
todos por igual.
Pero es una
pretensión inmovilista la última propuesta del artículo: cerrar, en esta materia, el proceso constituyente de 1977-78 retornando
con garantías al espíritu del poder constituyente que de facto se ejerció
consensuadamente por el Parlamento elegido en junio de 1977. La pretensión
de “cerrar la historia de una evolución”
es ahistórico; “el espíritu de consenso”
de 1977 es un invento que nunca existió; sólo hubo maniobras bajo la amenaza de un golpe de estado militar, que se
produjo al fin aunque no triunfó del todo.
Frente a la tesis de la soberanía del
pueblo debe oponerse que la soberanía reside en cada persona, ese hallazgo
genial de los griegos: el ciudadano libre, que con su voto igual delega en
diversas instituciones el ejercicio de
su soberanía que residirá siempre en él! Nada de eso se opone, por el contrario
es su fruto, a “la igualdad de derechos y
obligaciones para todos los españoles vivan donde vivan, para clarificar el
concepto de autonomía atribuyendo con nitidez al Estado las competencias
necesarias”. Y si una parte de
los españoles no quiere seguir junto a los demás, eso pasó en paz entre Noruega
y Suecia y entre Chequia y Eslovaquia, lo que procede es buscar la solución y
no encizañar el problema. Éste no si se consensuan las consecuencias de la decisión
antes de la votación y no después, como irresponsablemente hizo el Gobierno del
Reino Unido y ahora están que no saben cómo salir del embrollo que crearon.
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