Leo en EL
MUNDO, 12.16.2016 un artículo del Sr. Sagardoy abogado y profesor titular de Derecho del trabajo en la Universidad
Francisco de Vitoria “El desafio laboral del paro juvenil” y me asusta. De entrada hay un error de identificación del
problema; el paro juvenil no es el problema. Es el paro de los que tienen 20,
30 años y no tiene trabajo y de los que tiene 40, 50 y 60 años y lo pierden. En
cuando a la lista de parados está llena, ¡como nunca!, de personas con título superior,
doctorado incluido. El problema no es del trabajador; es del empresario que es un mal empresario y,
sobre todo, de la política laboral de este gobierno dedicada a la explotación del trabajador.
Dice el autor: hay “jóvenes
de gran valía personal y profesional frustrados al no poder poner en práctica
todos sus conocimientos o dedicados a tareas profesional que ni les apetecen ni
son para las que se han preparado” y luego lamenta el autor “no tener una varita mágica”
para resolver ese problema y declara que “lamentablemente la realidad es tozuda
y la respuesta no es fácil”.
La “varita
mágica” existe; no es “mágica”; es “racional”; y la respuestas es fácil: proteger
el trabajo productor de riqueza ajustando la jornada laboral a la productividad
tecnológica, de 1900 a 1950 se redujo al 50 % , no fomentar la especulación
financiera ni, la evasión fiscal y acabar con el beneficio antisocial de las
SICAV y las exenciones de IBI a la Iglesia.
Todas las
instituciones deben pagar impuestos como cualquier otra persona jurídica o
mejor aún como toda persona física asalariada. No hacerlo es una filosofía
política que inexorablemente lleva al
paro; juvenil y adulto. Todos los parches
que se ponen agravan el problema porque son parches que hacen más vicioso el mercado laboral; lo
deterioran al privar a los creadores de riqueza de sus derechos más elementales:
sostenerse a sí mismo y a su familia con la riqueza que producen y que otros se
quedan; lo deterioran al arruinar la demanda de bienes y servicios que eso es el mercado
Por un lado
los trabajadores han sido educados en su mayoría para ser trabajadores por
cuenta ajena, sin duda un defecto de orientación docente y social ; están razonablemente
bien formados pero que no encuentran una oferta de trabajo. La brutal especulación que despilfarró el dinero que debería haberse dedica a incrementar la productividad tecnológica de la empresa, pese al bajo nivel tecnológico de muchas, la jornada excesiva en relación con esa productividad y legalizar los contratos por días y aún por horas elimina la
oferta de trabajo prolongada que existiría si se respetara el trabajo como la clave que es pues él crea la riqueza y mantiene la demanda del mercado. Pero este gobierno está al servicio del capital y de sus empresarios explotadores que ven al trabajador como una fuente de explotación para beneficio del capital; unos
empresarios cuya ética ha sido puesta en evidencia tras la reelección de sus presidentes de sus
sindicatos de empresarios que hoy están sentados unos en el banquillo o otros en las celdas
de las cárceles donde están.
De este
gobierno que está al servicio de esos empresarios explotadores mientras machaca a los verdaderos empresarios dice el autor
que “ha realizado actuaciones de gran trascendencia como nunca se había hecho”.
¡Cierto! Jamás se produjera un retroceso tan trascendente de los derechos sociales
que conducen al paro al eliminar a esos trabajadores de la demanda y reducir la
capacidad de demanda de los que aun tienen trabajo. “Las bonificaciones en
materia de contratación laboral, planes de empresas de incorporación a jóvenes”
que se cita deterioraron los derechos laborales y descapitalizaron la Seguridad
Social al aumentar los beneficios de las empresas reduciendo sus aportaciones sin
substituirlas con otros ingresos. Una actitud terrorismo que atemoriza a los
trabajadores ya jubilados a los que amenaza con la reducción de su Seguro de
Vida porque su dinero se lo han quedado los empresarios que no pagaron su
parte, y también a los que con su exigua vida laboral no llegarán a generar recursos
que cuando se los devuelvan en forma de Seguro serán pírricos.
Calificar de “nuevo e innovador diseño de la formación profesional dual” es ignorar que ese método de formación intra-empresarial se abandonó hace un siglo por la mayor formación
teórica con cargo a recursos públicos. Fue un beneficio para la empresa que ahorró
este coste de formación y le permitió disponer de una oferta amplia y cualificada de
trabajadores y parte del derecho de los ciudadanos a una formación con cargo a
la riqueza común.
Las becas
de la sociedad civil hoy son ridículas en su cuantía y cantidad frente a la demanda, las públicas
se reducen a medida que aumentan las tasas (¿) y las “becas” de muchas empresas
son otro fraude para tener un trabajador. No sólo no le forman sino que así evitan el pago que corresponde a la Seguridad Socialdentro del
plan premeditado del Gobierno de privatización de la Seguridad Social previa su
descapitalización y del paralelo apoyo a planes privados de pensiones que generan
beneficios a los especuladores que los montan porque los que los subscriben sufren
la pérdida del poder adquisitivo. Y de premio arruinan el Seguro de Vida que cobrará el trabajador que "legalmente no trabajó". Esos son los frutos que da ese nuevo diseño
profesional; el del Gobierno: el aumento de la explotación laboral
hasta la privación total de derechos del que crea la riqueza, vuelto
ya un siervo
La solución
del autor es cómica: el proyecto del Reino Unido “de empleo juvenil cuenta con
recursos privados de empresas de headhunters,
de cómo hacer un buen CV, una buena entrevista de trabajo y empresas que
ofrecen vacantes para jóvenes”. Eso no aumenta el empleo, eso canaliza el
empleo a quienes de ese modo superan la selección previo beneficio de
las empresas privadas de “head hunters”. Y para peones y trabajadores del campo ¿hay empresas privadas
de “hand hunters”. La conclusion del trabajo son unos consejos de Pero Grullo para el programa de empleo juvenil:
1º Facilitar la ocupación: “La clave es, más que tener un empleo
para toda la vida, tener toda la vida empleo”. El neolenguaje de "1984". En una sociedad con 20 % de
parados la aritmética conduce a una media de un 80 % de vida con empleo ¡y
precario! Es la sociedad laboral lo que hay que cambiar.
2º Facilitar la orientación: "Se debe atender la creación de nuevos
perfiles profesionales". Pero es la base de una buena formación genérica y
abierta la que da flexibilidad a los conocimientos del trabajador que así es
más fácil de acomodarse a los cambios que cada empresa necesite.
3º Facilitar la formación: A lo que hoy se llaman habilidades se le
llamaba antes sociabilidad. Y lo que hoy se llaman asignaturas transversales
antes se le llamaba buena formación general: ¡nihil novum sub sole! Cambiar el
nombre no aporta nada nuevo a la realidad.
4º Facilitar la ambición: Es cómica la propuesta: “Sacar a la luz para
el gran público la tarea que están haciendo verbigracia, nuestros científicos y
médicos, no me cabe duda que haría crecer exponencialmente las vocaciones
científicas e investigadoras (tan necesarias hoy en día) y el apoyo privado a
esas iniciativas”. La política del gobierno es la opuesta y la privada casi no
existe: se reduce la inversión en I+D, en sanidad, en educación; cada año se retrocede
un lustro; los más “ambiciosos” huyen a otros países con otras políticas
laborales y bajo paro.
Dice el autor que la tarea “es ardua pero no
imposible”. ¡No! Esa es una tarea equivocada. El problema es el de un mercado que
invita al capital a obtener sus beneficios no con empresas punteras en I+D sino
a costa de los derechos al trabajador. Al hacerlo así elimina al consumidor al que ha
empobrecido, apenas un mero subsistente cuando no un mendigo cuya proliferación,
¡ese “empleo” no tienen paro!, nos ha hecho recuperar los pedigüeños de los
años 40.
Sólo hay una solución: proteger los derechos
laborales del trabajador; sus mayores salarios lo convierten en un gran
consumidor; sus mayores salarios obligan a las empresas a invertir en I+D para así
equilibrar el mayor coste del trabajo y aumentar el nivel de vida. Y eso se
consigue – la tecnología lo permite y la sociedad lo exige – reduciendo la
jornada laboral para recuperar el nivel adquisitivo de los salarios que de ahí
es de donde nace la demanda.
Se trata de
un proyecto inteligente y social que sólo puede nacer de una política que surgirá
cuando España vuelva a ser “una república de trabajadores de todas las clases”. Pero no se hará. Seguiremos con la dictadura de explotación de los trabajadores, entonces militar hoy monárquica
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