Test Footer


4 nov 2015

¿Son las constituciones eternas?

El golpista general Franco, el tercer militar que entregó a golpe de sangre y fuego y atropello a la voluntad ciudadana el poder a los borbones era, además de otros muchos adjetivos que mereció en su infame vida, un iluminado                 que se creía redentor del mundo. Sólo eso puede explicar que en las leyes que se inventó de acuerdo con sus compinches se atreviera a decir: “Los principios contenidos en la presente Promulgación, síntesis de los que inspiran las Leyes fundamentales refrendadas por la Nación en veintisiete de Julio de mil novecientos cuarenta y siete (¿) son, por su propia naturaleza permanentes e inalterables”. 
                En parte tenía razón; estamos viviendo el régimen que él se sacó de la manga tras la carnicería militar organizada de 1936 a 1939 y el genocidio de demócratas organizado hasta el mismo año de su muerte porque todo lo dejó “atado y bien atado” y sus herederos ideológicos están empeñados en que semejante desvarío siga teniendo actualidad. Pero “no pasaran”.
Recuerdo una anécdota de un iluminado franquista que terminada la guerra decidió ceder ciertas tierras situadas cerca de Cuenca al Glorioso Alzamiento Nacional para constituir en ellos campamentos de adoctrinamiento en el amor a la naturaleza - los golpistas eran irracionalmente ecológicos - copiando el esquema nazi al que pretendían emular.
El notario, un profesional, le preguntó: ¿quién heredará esas tierras si algún día el Alzamiento Nacional desaparece? El franquista se indignó, le recordó la inalterabilidad de los principios del Alzamiento Nacional y le preguntó si no era adicto al régimen.
El Notario sin contestar a la última pregunta, ¡no fuera a ser el diablo!,  le explicó la razón dela suya: “mi pregunta es meramente profesional”. El imperio romano, pese a todo el poder que tuvo desapareció: el imperio español también; lo mismo le ocurrió a los demás imperios; no cabe descartar la posibilidad de que este régimen desaparezca y yo quiero que su voluntad prevalezca si tal caso se da. ¿Quién querría que heredara esas tierras sólo en el caso de que ese suceso de desaparición ocurriera?”
El franquista, pese a ello, no era del todo imbécil; apreció el razonamiento del notario y dijo: “que regrese a la propiedad de mis descendientes” dijo. Y así contó en la donación. Los descendientes de ese franquista están en deuda con los descendientes del notario porque hoy son ricos gracias a él.
                No quiero pensar que el heredero del dictador se crea también lo mismo que el imbécil franquista de la anécdota, lo que, ciertamente le dejaría en mal lugar. Estoy seguro que él - la vía experimental de lo que le pasó a sus antepasados no permite otra hipótesis - es consciente de que pese a lo que dice la vigente Constitución Monárquica Franquista el nombramiento heredado del dictador militar está en el aire. Él, es lo más inteligente que puede hacer, en mi opinión, simplemente se aprovecha de la herencia del nombramiento del dictador hasta que no lo revoque el pueblo español “donde reside la soberanía de donde emanan todos los poderes del Estado” (art. 1.2 CE78) y que todavía no ha ejercido sobre ese particular.
De esta soberanía no puede estar excluida eternamente, ¡y ya van 40 años!, la propia Jefatura del Estado “privilegio ilegalmente concedido por el dictador militar”, que nunca fue elegida por el pueblo al que se le reconoce - con la boca pequeña - la soberanía porque se le impide su ejercicio pleno sin lo cual no es una verdadera soberanía sino “una tomadura de pelo”.
Creo que el principal error del Sr. Mas es querer promulgar la República catalana y no la III República Democrática Española proyecto donde hubiera encontrado respaldo mayoritario; pero su espíritu de “masovero” le impide así llegar a ser su primer presidente con el apoyo de la mayoría de españoles. Su espíritu no es un espíritu republicano; tras su propuesta se aprecia la sombra de muchos intereses y todos ellos carecen de ética republicana.

Su proyecto fracasará cuando se reconozca el derecho a un referéndum, sea vinculante o no. Se sostiene sólo gracias a la necedad de un Presidente del Gobierno que sigue negándose a modificar la constitución para permitirlo el Sr. Más será cacique en su tierra. Pero teniendo en cuenta que al Presidente le favorece este enfrentamiento de cara a las elecciones no descartemos que no haya enfrentamiento sino acuerdo pactado para revolver el rio de los votos.

0 comentarios:

Publicar un comentario