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30 oct 2015

¿De qué están hechos los espejos?

¡Verifíquelo Vd.!, porque nos son imaginaciones mías.
Es un hecho objetivo que en estos momentos hay un gran número de españoles, de toda cultura y condición, que están indignados hasta la médula porque, según dicen ellos, una minoría mayoritaria de catalanes quiere conseguir la independencia de Cataluña del resto de España por una vía pacíficamente política. Es una variopinta colectividad, atendiendo a las clásicas identificaciones con las que nos empeñamos en diferenciarnos.
En ese grupo hay catalanes “de toda la vida”, catalanes “de primera inmigración” y catalanes de “hijos y nietos de inmigrantes; algunos de ellos son de origen español y otros nacidos en el extranjero. Pero también hay españoles no catalanes que también están indignados con que se pretenda esta vía a la independencia pacífica y política.
En ese grupo hay varones y mujeres; los hay criminalmente ricos, ricos y menos ricos hasta llegar al nivel de indigentes que están en el paro; los hay creyentes en los mandatos de ciertos extraterrestres - aunque normalmente son suelen cumplir ninguno - y los hay que sólo reconocen la razón como norma de conducta ética, social y moral - aunque tampoco siempre sean consecuente en sus actitudes; los hay de las más diversas opiniones y conductas sexuales, políticas, futbolísticas, y de todas aquellas divisiones que podamos inventar entre nosotros.
Los hay, finalmente, que se escandalizan mucho y piden que los tercios de Flandes invadan Cataluña - felizmente en su mayoría son generales que participaron en la violación de la Constitución Democrática de la República pero que carecen de mando en plaza, porque serían capaces de organizar otra guerra y otro holocausto de demócratas - y los que, sin llegar a tanto, lo consideran consecuencia de la democracia y que con Franco no hubiera pasado. También los hay que sólo pueden vociferar y no pierden oportunidad de hacerlo.
¿Qué tienen en común todos ellos? A riesgo de equivocarme intentaré identificarlos.
La inmensa mayoría de los que se indignan exigiendo que se cumpla lo que dice la Constitución de la Monarquía Franquista jamás la han leído. La inmensa mayoría de los que se indignan exigiendo que se cumpla lo que dice la Constitución de la Monarquía Franquista siguen votando a la derecha franquista.
Su incongruencia mental es absoluta: defienden a la vez el respeto a esta Constitución de la Monarquía Franquista  y a quien incumplió la Constitución Democrática Republicana que ésa sí eligió la Democracia Republicana en votación mayoritaria; defienden a quien atropelló la bandera a la que había jurado entregar su vida en defensa de sus principios; defienden al  militarote que se re-invento una monarquía que los españoles habíamos rechazado modificando la Constitución Democrática de la República a sangre y fuego y no por vía política y pacífica.
Él, y toda la derecha, la misma que hoy rechaza esta vía pacífica de modificación de esta Constitución de la Monarquía Franquista, dieron un  Golpe de Estado militar y en los primeros días asesinaron en sus cuarteles a los militares que defendían la democracia, ¡a sus propios compañeros!; tras ello provocaron una guerra contra un gobierno legalmente constituido que produjo un millón de muertos y el robo de los bienes a los vencidos, no satisfechos con haberles robado sus vida y sus ilusiones de vivir en paz y democracia.
Los periódicos que apoyaron esta violación de la Constitución Democrática de la República son los mismos que hoy reclaman “hay que respetar la constitución”, cosa que hacen quienes quieren  modificarla de modo pacífico y legal; los que apoyan que el Parlamento no reconozca que el régimen de Franco constituyó un largo período de total ilegalidad; los que niegan que siga habiendo asesinados por sus antepasados ocultos en las cunetas conscientes como eran de que estaban cometiendo un asesinato.
Yo me pregunto es ¿de qué está hecho el espejo de su cuarto de baño que cuando tras lavarse la cara diariamente se miran en él y no revienta en añicos ante tanta desvergüenza?

                Dicho lo cual declaro que me parece una torpeza política - o incluso algo indigno, moral. política y económicamente hablando- este proyecto, pero defenderé el derecho a llevarlo a cabo dentro del margen legal de esta Constitución de la Monarquía Franquista procurando que se modifique y se convierte en una Constitución Democrática, cosa que no es, ¡claro está!

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