La primera batalla es siempre la
terminológica. Los terroristas no hablan de “asesinatos” sino de “ejecuciones”;
ni de “chantajes” sino de “impuestos revolucionarios”; ni de “grupos de
asesinos” sino de ”comandos”; ni de “cúpula de asesinos” sino de “cúpula
militar”; ni de “organización criminal” sino de “cúpula política”; ni de
“genocidio”, sino de “guerra legal”, etc.
Siguen la
técnica del 1936. Los “traidores” y los “golpistas” que se levantaron para acabar con la
democracia legítima se llamaron “nacionales”. Todavía siguen haciéndolo.
En su línea
Aznar dijo que nosotros no intervinimos en la guerra de Irak sino que sólo enviamos
un “convoy humanitario”. ¿Hay diferencia entre ese convoy comunitario y la
atención a los asesinos terroristas? El Código Penal dice: “Son responsables
criminalmente de los delitos los autores y los cómplices (art. 27); y luego añade: “Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo
anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos”
(art. 29), pero si al que cura al asesino después del asesinato se le considera
cómplice ¿cómo habría que considerar al que va con él para prestarle ayuda
inmediatamente si sale dañado en su asesinato? Quizá habría que considerarle
coautor de acuerdo con el art. 28 CP : “también son coautores b) Los
que cooperan a su ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado”.
Cierto que aunque Aznar no nos hubiera hecho hacer el ridículo llevando “el
botijo” ¿qué otra cosa hicimos en Irak? el genocidio se hubiera organizado
igualmente.
El exordio ha sido un poco largo pero ojalá no inútil para llevar al
ánimo del lector que si aceptamos la calificación que elige nuestro adversario hemos
perdido la primera batalla.
“Animalistas” son los que utilizan a los animales para su diversión sin
importarles que los animales sufran. Y no digo “animales” porque salvo el gato
que se divierte haciéndole creer a su víctima que puede escaparse, aunque
siempre si dañarlo físicamente, ninguno lo hace.
“Humanistas” es el nombre
adecuado para los que nos oponemos a esa salvada, por civilizados que se crean
los “animalistas”. Es propio del ser humano sensible no dañar a nadie.
“Racionalistas” sería también un nombre adecuado. Describe al ser humano
que razona - no todos los seres humanos razonan - que es indecente hacer daño a
nadie por diversión.
Los “animalistas” justifican su alevosía diciendo que pagan por
disfrutar con la destreza, esto es el ”arte” del maltrato del torero. Ninguno
disfruta el “arte” del “matarife”,
nombre despectivo, qué sí merecería el nombre de “artista” porque aplica la
quintaesencia del “arte” de matar sin hacer sufrir al animal cuando lo mata buscando
un bien común: alimentar al hambriento. Los animalistas no pagan por el arte,
mata por el placer del sufrimiento ritual.
Será difícil ganar el terreno tan perdido hasta ahora a lo tonto. Pero
sólo es inútil lo que no se intenta. Propongo, y solicito para ello la
colaboración de los profesionales del periodismo, que se atribuya el nombre de
“humanistas” a todos aquellos grupos que en sus manifestaciones, declaraciones,
y actuaciones que se hagan defendemos la dignidad del ser humano y que por ello
intentamos que se prohíba esa salvajada inhumana consistente en el martirio
ritual del toro Propongo que se atribuya el de “animalistas”, es el nombre más
adecuado, a los que pretenden seguir divirtiéndose con el martirio ritual del
toro o de cualquier otro animal (gallos, perros, etc.).
A quien argumente que “el martirio del toro” es un “arte” les diremos
que el fin: “disfrutar viendo como se le martiriza” no justifica el medio: “el
arte”.
A quien argumente que la “abolición del martirio de los toros” tiene
consecuencias económicas perjudiciales ¿de utilidad social? que además agravarían
el paro actual les diremos que “la abolición de la esclavitud” también las tuvo
y hoy es ilegal aunque era un buen negocio.
A quien argumente que eso sería una “pérdida ecológica” porque se
“perdería un animal tan bravo”, les diremos que si es sincero debe crear una
asociación ecologistas que promueva la “conservación del toro de lidia” por el
“placer ecológico” de “conservar un animal tan bravo”, pero ya innecesario para
el fin original propio de “animalistas”.
Que debe seguir el ejemplo de las asociaciones ecologistas que
“conservan los burros” por el “placer ecológico” de “conservar un animal tan
amable” pero ya innecesario para el transporte de carga acabando con el maltrato
hasta doblarles el espinazo - también por razones económicas ¿de utilidad
social? - de esa gente que también merecía llamarse “animalistas”.
Debe seguir el ejemplo de las asociaciones ecologistas que conservan los
“galgos viejos” por el placer ecológico” de conservar un animal bello” cuando
sea innecesario para la caza en lugar de ahorcarlos como hacen esos cazadores
que merecen ser llamados ”animalistas”.
Pero si lo que de verdad quieren es conservar “su
derecho” a disfrutar viendo como otra persona utiliza sus capacidades
intelectuales y sus destrezas martirizando a un animal para acabar matándolo,
sin reconocer el igualmente morboso pero inconfesado placer de haber sido
testigo de la corrida en la que cornearon al torero, máxime si murió, que sepan
que no cejaremos hasta que ser “animalista” por el placer de ver sufrir a un
animal sea
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