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1 oct 2015

Las prácticas “animalistas” deben ser un delito

La primera batalla es siempre la terminológica. Los terroristas no hablan de “asesinatos” sino de “ejecuciones”; ni de “chantajes” sino de “impuestos revolucionarios”; ni de “grupos de asesinos” sino de ”comandos”; ni de “cúpula de asesinos” sino de “cúpula militar”; ni de “organización criminal” sino de “cúpula política”; ni de “genocidio”, sino de “guerra legal”, etc.
Siguen la técnica del 1936. Los “traidores” y los “golpistas”  que se levantaron para acabar con la democracia legítima se llamaron “nacionales”. Todavía siguen haciéndolo.
En su línea Aznar dijo que nosotros no intervinimos en la guerra de Irak sino que sólo enviamos un “convoy humanitario”. ¿Hay diferencia entre ese convoy comunitario y la atención a los asesinos terroristas? El Código Penal dice: Son responsables criminalmente de los delitos los autores y los cómplices (art. 27); y luego añade:Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos” (art. 29), pero si al que cura al asesino después del asesinato se le considera cómplice ¿cómo habría que considerar al que va con él para prestarle ayuda inmediatamente si sale dañado en su asesinato? Quizá habría que considerarle coautor de acuerdo con el art. 28 CP : “también son coautores b) Los que cooperan a su ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado”. Cierto que aunque Aznar no nos hubiera hecho hacer el ridículo llevando “el botijo” ¿qué otra cosa hicimos en Irak? el genocidio se hubiera organizado igualmente.
El exordio ha sido un poco largo pero ojalá no inútil para llevar al ánimo del lector que si aceptamos la calificación que elige nuestro adversario hemos perdido la primera batalla.
“Animalistas” son los que utilizan a los animales para su diversión sin importarles que los animales sufran. Y no digo “animales” porque salvo el gato que se divierte haciéndole creer a su víctima que puede escaparse, aunque siempre si dañarlo físicamente, ninguno lo hace.
 “Humanistas” es el nombre adecuado para los que nos oponemos a esa salvada, por civilizados que se crean los “animalistas”. Es propio del ser humano sensible no dañar a nadie.
“Racionalistas” sería también un nombre adecuado. Describe al ser humano que razona - no todos los seres humanos razonan - que es indecente hacer daño a nadie por diversión.
Los “animalistas” justifican su alevosía diciendo que pagan por disfrutar con la destreza, esto es el ”arte” del maltrato del torero. Ninguno disfruta el “arte” del  “matarife”, nombre despectivo, qué sí merecería el nombre de “artista” porque aplica la quintaesencia del “arte” de matar sin hacer sufrir al animal cuando lo mata buscando un bien común: alimentar al hambriento. Los animalistas no pagan por el arte, mata por el placer del sufrimiento ritual.
Será difícil ganar el terreno tan perdido hasta ahora a lo tonto. Pero sólo es inútil lo que no se intenta. Propongo, y solicito para ello la colaboración de los profesionales del periodismo, que se atribuya el nombre de “humanistas” a todos aquellos grupos que en sus manifestaciones, declaraciones, y actuaciones que se hagan defendemos la dignidad del ser humano y que por ello intentamos que se prohíba esa salvajada inhumana consistente en el martirio ritual del toro Propongo que se atribuya el de “animalistas”, es el nombre más adecuado, a los que pretenden seguir divirtiéndose con el martirio ritual del toro o de cualquier otro animal (gallos, perros, etc.).
A quien argumente que “el martirio del toro” es un “arte” les diremos que el fin: “disfrutar viendo como se le martiriza” no justifica el medio: “el arte”.
A quien argumente que la “abolición del martirio de los toros” tiene consecuencias económicas perjudiciales ¿de utilidad social? que además agravarían el paro actual les diremos que “la abolición de la esclavitud” también las tuvo y hoy es ilegal aunque era un buen negocio.
A quien argumente que eso sería una “pérdida ecológica” porque se “perdería un animal tan bravo”, les diremos que si es sincero debe crear una asociación ecologistas que promueva la “conservación del toro de lidia” por el “placer ecológico” de “conservar un animal tan bravo”, pero ya innecesario para el fin original propio de “animalistas”.
Que debe seguir el ejemplo de las asociaciones ecologistas que “conservan los burros” por el “placer ecológico” de “conservar un animal tan amable” pero ya innecesario para el transporte de carga acabando con el maltrato hasta doblarles el espinazo - también por razones económicas ¿de utilidad social? - de esa gente que también merecía llamarse “animalistas”.
Debe seguir el ejemplo de las asociaciones ecologistas que conservan los “galgos viejos” por el placer ecológico” de conservar un animal bello” cuando sea innecesario para la caza en lugar de ahorcarlos como hacen esos cazadores que merecen ser llamados ”animalistas”.
               Pero si lo que de verdad quieren es conservar “su derecho” a disfrutar viendo como otra persona utiliza sus capacidades intelectuales y sus destrezas martirizando a un animal para acabar matándolo, sin reconocer el igualmente morboso pero inconfesado placer de haber sido testigo de la corrida en la que cornearon al torero, máxime si murió, que sepan que no cejaremos hasta que ser “animalista” por el placer de ver sufrir a un animal sea 

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