Sorprende oír indignados reproches dentro de la familia socialista contra
los diputados electos que reivindican su derecho a no facilitar el gobierno del
PP que fue su promesa a sus electores
negándoles que sea un motivo de conciencia sino que es política.
Conciencia, según el diccionario
de la RAE es “el conocimiento del bien y del mal que permite a
la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios”
o el “sentido moral o éticos propios de una persona”. Algo similar a a la ética: “recto
o conforme con la moral” o “conjunto
de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la
vida”. En cuanto a la política la define
como el “arte o doctrina y opinión referente
al gobierno de los Estado” o también como las “orientaciones o directrices que rigen la actuación
de una persona o entidades en un asunto o campo determinado.”
De ahí cabe
definir a la “conciencia y ética políticas”
como “orientaciones o directrices conformes
con la moral o la ética que rigen la actuación de una persona o entidades en un
asunto o campo determinado”. Es evidente que algunas “orientaciones o directrices éticas y
morales de una persona no coincidan con las de otra persona en un asunto o
campo determinado”. Los corruptos dicen: “la
corrupción es inherente a la condición humana”; los que rechazan la corrupción
dicen: “la corrupción es inherente a la condición
humana pero sólo a la de los corrupto”. Son dos puntos de vista éticos y
morales distintos.
Hay persona
cuya moral y ética se fundamente en el principio de que “el fin justifica los medios” y otras cuya distinta moral y ética les
obliga a sufrir los previsibles perjuicios a corto plazo que se deriven de querer lograr el fin deseado sólo
con medios morales y éticos.
La cuestión
a la que se enfrentan los diputados electos en las listas del partido
socialista no es política sino el fruto de distintas conciencias y éticas política,
donde el substantivo es la conciencia y la ética y el adjetivo la política: unas
personas “justifican el empleo de medios
donde se sacrifican determinados valores éticos y morales - el problema es ético y de conciencia - para con seguir un fin” que queda
afectado incluso legalmente; otras personas “quieren obtener el mismo fin pero sin usando medios que les parecen éticos
y morales para no afectar la calidad moral y ética del fin logrado”.
Está claro
que conciencia y ética son un “conjunto
de normas morales que rigen la conducta de una persona” y son su más
profunda intimidad que debe ser protegida. Eso exige esta CE78 que tantos
utilizan como arma arrojadiza mientras están dispuestos a ignorar. Dice su art.
15: “Todos tienen derecho a la vida y a
la integridad física y moral …”
y añade su art. 16.2 “Nadie podrá ser obligado
a declarar sobre su ideología… “ lo cual prohíbe no solo inquirir sobre su
moral u ética sino también toda coacción tal como dice el art. 18.1 CE78: “Se garantiza el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen.”
Sobre todo
ello sobrevuela el art. 67.2 CE78: “Los miembros de las Cortes Generales no
estarán ligados por mandato imperativo” que impide alegar la obligación de
cumplir ningún reglamento que si existiera sería nulo por inconstitucional pues
dice el art. 9.1 CE78: Los ciudadanos y
los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del
ordenamiento jurídico.
Son dos
formas de moral y ética con la que uno rige su vida personal y la política, que
sólo hay una vida. Habrá electores que querrán que sus representantes sacrifiquen
la ética y la moral de los medios para lograr el fin material favorable; otros sólo votan a
los que no sacrifican la ética y la moral de los medios porque buscan obtener
el fin les favorecerá materialmente de modo ético y moral para que también les
favorezca moral y éticamente.
No querer cruzar
el Rubicon que separa el respeto de la violación de lo prometido en la campaña
electoral es más digno de aprecio que lo contrario. Es increíble que los
segundos denigren a los primeros que se niegan a dar un paso cualitativo. Saben
que luego los pasos sólo serán cuantitativos: “el que hace un cesto hace un ciento”. Una política exenta de
corruptos exige premiar a los que respetan lo prometido.
A los
republicanos, a fuer de demócratas, nos gusta la ética y la conciencia en
política queremos discutir en el futuro
no diciendo “y tú más” sino pudiendo
decir “pero yo no”.
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