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24 oct 2016

Pero yo no

Sorprende oír indignados reproches dentro de la familia socialista contra los diputados electos que reivindican su derecho a no facilitar el gobierno del PP que fue su promesa  a sus electores negándoles que sea un motivo de conciencia sino que es política.
                Conciencia, según el diccionario de la RAE es “el  conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios” o  el “sentido moral o éticos propios de una persona”. Algo similar a a la ética:  “recto o conforme con la moral” o “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”. En cuanto a la política  la define como el “arte o doctrina y opinión referente al gobierno de los Estado” o también  como las “orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidades en un asunto o campo determinado.”
De ahí cabe definir a la “conciencia y ética políticas” como “orientaciones o directrices conformes con la moral o la ética que rigen la actuación de una persona o entidades en un asunto o campo determinado”. Es evidente que  algunas “orientaciones o directrices éticas y morales de una persona no coincidan con las de otra persona en un asunto o campo determinado”. Los corruptos dicen: “la corrupción es inherente a la condición humana”; los que rechazan la corrupción dicen: “la corrupción es inherente a la condición humana pero sólo a la de los corrupto”. Son dos puntos de vista éticos y morales distintos.
Hay persona cuya moral y ética se fundamente en el principio de que “el fin justifica los medios” y otras cuya distinta moral y ética les obliga a sufrir los previsibles perjuicios a corto plazo que  se deriven de querer lograr el fin deseado sólo con medios morales y éticos.
La cuestión a la que se enfrentan los diputados electos en las listas del partido socialista no es política sino el fruto de distintas conciencias y éticas política, donde el substantivo es la conciencia y la ética y el adjetivo la política: unas personas “justifican el empleo de medios donde se sacrifican determinados valores  éticos y morales  - el problema es ético y de conciencia - para con seguir un fin” que queda afectado incluso legalmente; otras personas “quieren obtener el mismo fin pero sin usando medios que les parecen éticos y morales para no afectar la calidad moral y ética del fin logrado”.
Está claro que conciencia y ética son un “conjunto de normas morales que rigen la conducta de una persona” y son su más profunda intimidad que debe ser protegida. Eso exige esta CE78 que tantos utilizan como arma arrojadiza mientras están dispuestos a ignorar. Dice su art. 15: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral …” y añade su art. 16.2 “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología… “ lo cual prohíbe no solo inquirir sobre su moral u ética sino también toda coacción tal como dice el art. 18.1 CE78: “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.”
Sobre todo ello sobrevuela el art. 67.2 CE78: Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo” que impide alegar la obligación de cumplir ningún reglamento que si existiera sería nulo por inconstitucional pues dice el art. 9.1 CE78: Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
Son dos formas de moral y ética con la que uno rige su vida personal y la política, que sólo hay una vida. Habrá electores que querrán que sus representantes sacrifiquen la ética y la moral de los medios para lograr el  fin material favorable; otros sólo votan a los que no sacrifican la ética y la moral de los medios porque buscan obtener el fin les favorecerá materialmente de modo ético y moral para que también les favorezca moral y éticamente.
No querer cruzar el Rubicon que separa el respeto de la violación de lo prometido en la campaña electoral es más digno de aprecio que lo contrario. Es increíble que los segundos denigren a los primeros que se niegan a dar un paso cualitativo. Saben que luego los pasos sólo serán cuantitativos: “el que hace un cesto hace un ciento”. Una política exenta de corruptos exige premiar a los que respetan lo prometido.

A los republicanos, a fuer de demócratas, nos gusta la ética y la conciencia en política queremos discutir en  el futuro no diciendo “y tú más” sino pudiendo decir “pero yo no”.

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