Mi desacuerdo con el análisis
del Prof. Jorge de Esteban (EL MUNDO 23.08.2016) es total. Empieza con la
referencia a lo dicho por el Presidente, Lic. Suárez, cuando dimitió. No hay
ningún parecido entre ambos Presidentes. Lic Suárez y Lic. Rajoy: uno era un
político y otro “un registrador de la propiedad” dicho sea con todo respeto
para estos profesionales que han acreditado su competencia para ejercer su
profesión.
La segunda se refiere al texto
de la dimisión. Le honra cuando dice: “He llegado al convencimiento de que hoy,
en las actuales circunstancias, mi marcha es más beneficiosa para España que mi
permanencia en la Presidencia”. Pero menos cuando dijo: ““Algo muy importante
tiene que cambiar en nuestras actitudes y comportamientos. Y yo quiero
contribuir con mi renuncia, a que este cambio sea realmente posible e
inmediato. Debemos hacer todo lo necesario para que se recobre la confianza,
para que se disipen los descontentos y los desencantados. Y para ello es
preciso convocar al país a un gran esfuerzo. Es necesario que el pueblo español
se agrupe entorno a las ideas básicas, a las instituciones y las personas
promovidas democráticamente a la dirección de los asuntos públicos”.
Desde la Presidencia del
Gobierno debió atreverse a hacer lo que no hizo. El país hubiera estado con él.
Y aunque no se hubiera atrevido lo que ocurrió después del Golpe de Estado
hubiera sido otra cosa. Él era un político de raza y hubiera sabido hacerlo en
lugar del fraude que se montó para ¿escondernos qué?
Su disculpa de que no quería
que “el sistema democrático de convivencia fuese, una vez más, un paréntesis en
la Historia de España” es parte del engaño que se mantiene: “esto” no es un
sistema democrático; es una dictadura monárquica hereditaria de carácter parlamentario
que merece, de momento, el nombre de “dictablanda” en relación con la dictadura
monárquico-militar no hereditaria (el dictador era un Jefe del Estado al que tampoco
eligió nadie y era militar aunque no decidió hacerla hereditaria, que también
era parlamentaria.
Resulta comido leer que hay que
agradecer el fracaso del golpe militar, ¡aunque sea paradójicamente” “al
teniente coronel Tejero, quien, con su brusquedad militar en el Congreso, lo
neutralizó, no dejando entrar al general Armada” no deja de ser una curiosa
versión imaginativa. El blog del Sr. Anasagasti recoge una versión digna de
toda veracidad del Sr. Fernández Campos interesadamente ocultadas a todos los
españoles que nunca sabrán - hay grabaciones telefónicas que han “desaparecido”
- a ciencia cierta lo que pasó. Pero lo “sabemos”.
La actual situación no se
parece ¡en nada! Preside el gobierno en funciones un político torpe, por ser
generosos en la calificación pues merece muchas otras. Es la parodia más ridícula
y tópica del gallego de los chistes que en nada se parece al gallego leal y
decente que hay en Galicia:
1.- Él se encogió como un conejo en diciembre. La
hipótesis “Valor: se le supone” no la acreditó cuando debía.
2.- Él provocó la actual inestabilidad al no
abstenerse, sabiendo el perjuicio; ¡y ahora exige la abstención a otros!
3.- Él es un presunto delincuente: se negó a la petición
del Congreso para explicarse ante “los representantes del pueblo soberano” (art
1.2, CE78). Esto ha motivado una querella que está en trámite en el TS..
4.- Él nos desprecia cuando tras miles de imputados
por saqueo a las arcas del Estado miembros de su partido pacta con C’s una
nueva definición de corrupción para que ningún corrupto pueda ser denominado
corrupto.
5.- Él pretende desincentivar la participación del PUEBLO
SOBERANO colocando las elecciones en Navidad. No le interesa que el pueblo de
su opinión: sólo le importa es manipularla con las fechas porque cree que así
gana
La afirmación del autor de “tener
que definir a nuestro régimen político como una tontocracia” no es todo mérito
suyo. Personas ilustres acreditan esa calificación con su comportamiento desde
hace mucho.
Las tres opciones que señala el
autor del trabajo está en la línea del lavado de opinión que llevamos sufriendo
meses: que la primera, nuevo gobierno del Lic. Rajoy, es felizmente improbable,
que el Tamayazo puede repetirse. En tal caso, como dice el autor, sobre él
planearía “la moción de censura, regulada en el artículo 113 CE”, algo que era “una
posibilidad utópica” en gobiernos mayoritarios, pero que Portugal nos ha
recordado que es una real realidad parlamentaria, al menos en un república
democrática.
La segunda de la participación de
Ciudadanos es improbable; nacieron para lo que nacieron y desaparecerán como le
paso a UCD cuando pactó con el PP en la alcaldía de Madrid.
La tercera, se califica de “vorágine
de unas nuevas elecciones para que todo siga igual” como lavado de cerebro al
que se nos somete: ninguna elección es una “vorágine” sino algo legal y ordenado;
además nadie puede acreditar que el resultado sea “igual” y por último, que es
lo primero cabe la opción de otro candidato a Presidente del Gobierno.
Atribuye el autor al Diputado
Dr. Sánchez el temor a una erisipela si aceptara formar gobierno con el Presidente
Lic. Rajoy, oferta que nunca se produjo. Su temor es a un contagio de una
enfermedad socialmente más rechazada frente a la que no existe otro cordón
sanitario que “el no, es no”.
Destacar el “enorme mérito de
Albert Rivera, que es un futuro presidenciable de España cuando madure algo más”
es cómico. Las líneas rojas de la formación naranja están todas desteñidas en
azul. Que haya otro candidato del PP es
imposible ¡Rajoy no lo permite! Además el problema no es el Lic. Rajoy; lo es
el PP.
La última comparación con la
actitud deportiva del Sr. Nadal es una afrenta que éste no se merece.
NUNCA el Diputado Lic. Rajoy jugó
limpiamente en política. El mismo lo confesó en diciembre: no me presentó
porque sé que no tengo los votos para ganar. El Diputado Dr. Sánchez fue más deportivo:
tampoco los tenía pero jugo para ver si conseguía ganar. ¡Limpiamente!, ¡Sin
marrullerías! ¡Sin convocar en Navidad!
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