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4 ene 2016

80 años del genocidio del golpista General Franco creador de esta dictadura monárquica

Interesante artículo el de D. Jesús Sánchez: ¿TENEMOS UN ESTADO DE DERECHO? (ABC, 04.01.2016). Tras su lectura yo contesto NO; una dictadura, aunque sea monárquica, sobre todo si la invento un dictador, no es un Estado de Derecho por mucho que esa falsedad conste en el primer artículo de la constitución “atada y bien atada” de 1978.
Señala como causa de sus dudas el escenario político emergente en Cataluñaa obligada a repetir las elecciones. Me temo que el Sr Rajoy repetirá este vodevil con más sinrazón pues tiene menos respaldo que el Sr. Mas. Lo veo dispuesto al fraude de ley de agotar el tiempo gobernando como Presidente provisional en plan “que me quiten lo bailao” cuando sabe, como sabía el Sr. Mas, que nunca será investido Presidente en esta legislatura.
Denuncia las numerosas reformas legales urgentes y pendientes recordando a Hauriou que reivindicaba “la sabia lentitud de los legisladores” al señalar la baja calidad de los que tenemos: varias reformas en la misma legislatura de las normas recién reformadas, modificación tras un solo mes de vigencia, derogaciones hasta a los 72 h de su vigencia y todas “erizadas de disposiciones transitorias, adicionales, derogatorias …” que hacen a que al pronunciarse el TS ni existen las leyes ni los ciudadanos afectados. Denuncia también la demora en el juicio por el caso Noos aunque no cita ninguno de los demás casos de corrupción todavía pendientes.
Hay una censura a la mala gestión política de la pendencia del Sr. Más desde Cataluña al criticar la respuesta “no se puede hacer nada, pues todos han de respetar la Ley” preguntando: “¿Se imaginan que Don Torcuato Fernandez Mirando le hubiera dado esa respuesta al Presidente Suárez?”. Es tarea del Parlamento derogar leyes obsoletas y crear nuevas leyes para acomodarse a nuevas realidades. Quien sacraliza la ley normalmente suele ser un rufián.
En relación con el caso Noos - paradigma de la cleptocracia en la que vivimos - lamenta que fijado en un mes la Ley de Enjuiciamiento Criminal del S. XIX el plazo para la instrucción penal, el caso Noos lleve un lustro. No obstante ese perjuicio es más por el respeto a los derechos de los imputados - que provocan demoras procesales - que a otras causas. Y en cuanto a la pena de “linchamiento público”, si excusar el riesgo, y es oportuna la cita del caso de Demetrio Madrid víctima olvidada de este sistema, cuya consecuencia lamentable fue la emergencia del Sr. Aznar, no es menos cierto que muchos pequeños condenados hubieran visto aliviada sus penas de haber dispuesto de la divulgación en el telediario de los juicios en los que han sido condenados.
Rechazo la calificación de “remedo inquisitivo” que da a la acusación popular. Es todo lo contrario: el último atisbo de soberanía del pueblo en su demanda de justicia. Pero vivimos bajo una dictadura monárquica parlamentaria; no existe “un Estado moderno con instituciones solventes”; basta recordar por las numerosas revocaciones que hizo el Tribunal Internacional de Justicia de la Unión Europea de resoluciones del TS y del TC: caso Parot, desahucios, clausulas suelo, etc. La exclusión del juicio oral de la acusación popular “cuando el Estado no sostiene la acusación” es el último secuestro de la soberanía propio de esta dictadura que politiza la justicia dada la jerarquización que tiene el Ministerio Fiscal cuyo nombramiento procede del Gobierno.
El derecho a la “acusación popular” es coherente el hecho de que “la soberanía reside en el pueblo de donde emanan todos los poderes del Estado” (art. 1.2 CE78). Por eso, como no es mentira que así sea: en esta dictadura monárquica el poder del Jefe del Estado emanó del dictador y genocida que acabo con la democracia en España, ¡hasta este último resquicio nos han robado! ¡Todo para el pueblo pero sin el pueblo! es la divisa que identifica a las dictaduras que pretenden disfrazarse de democracia; pero como dice el refrán “mona se queda”.
La reflexión del articulista surge por el caso Noos que se inaugurará en breve. Se lamenta diciendo que “tres magistradas afrontan un desafío crucial. No tanto por lo que allí pase, sino porque de lo que hagan dependerá, en gran medida, sentirnos seguros”. ¿Cómo vamos a estar seguros bajo este régimen corrupto y dictatorial?
Como en toda dictadura las leyes no se cumplen por razones políticas; como la de la memoria histórica porque los miembros del cuerpo legislativo niegan la realidad: sigue habiendo cuerpos de asesinados por los golpistas que inventaron esta dictadura monárquica; más aún, agravian a sus herederos diciendo: ”Vds. quieren aprovecharse de la financiación del Estado”.
Además, bajo esta dictadura se inventan leyes por razones políticas para favorecer a los defraudadores a Hacienda; o se deja sin sancionar el fraude de ley que comete Bankia a diario que se opone a las demandas de sus víctimas - ¿ hay presunción de inocencia o certeza de culpabilidad? Felizmente sobre ellas gotean una a una la condena Bankia. O modifican las normas municipales, como la Srª Botella, para vender pisos de protección oficial a fondos buitre.
Termina el artículo con una nota de optimismo: “Mientras, los españoles han dejado a los políticos un regalo educativo: aprender a dialogar” y eso está bien pero yo no soy optimista.
Pese al cambio de composición del Parlamento en este año en el que se cumple el 80 aniversario del golpe de estado militar que engendró la actual dictadura monárquica parlamentaria -¡Franco también tenía un parlamento! - el Parlamento no pronunciará y mucho menos el Jefe del Estado una condena sin paliativos al golpe de Estado y a todos los golpistas, ni privará de sus títulos nobiliarios a los que los lograron con su genocidio y ni siquiera a exigir que dentro de este mismo año desaparezcan de todos los callejeros de España los nombres de los golpistas y de los asesinos que siguen deshonrando nuestros pueblos y ciudades.

¿Se puede ser optimista? Pese a esta realidad sí se puede. Felizmente la III se acerca y a la tercera irá la vencida. No habrá más golpes de Estado que nos vuelvan a traer a los borbones.

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