Es bueno
que hoy, al menos, todos los partidos políticos defiendan la libertad de
expresión y que denuncien expresamente las actitudes totalitarias de los irracionales
“poseedores de la verdad”.
Todos los
partidos políticos deberían hacer interna y externamente una práctica y
constante ostentación de oposición a esta actitud propia de los totalitarios e
irracionales; de los que como no pueden evitar que pensemos prohíben la
difusión de nuestras opiniones desde las más serias a las mas jocosas; de los
que se erigen en mesías de sí mismos: “yo soy la verdad” arrogándose el derecho
a ser controladores de opiniones ajenas; de los que no soportan la divergencia
del “pensamiento único” de sus partidos y asociaciones totalitarias; de los que
aunque salgas en la foto, movido o no, acabarán tachándote de ella como
demuestra la historia sin necesidad de photoshop.
Desgraciadamente
viendo las firmas de algunas de estas declaraciones aparecidas en diversos
medios de comunicación social vemos avergonzados por tanta desvergüenza el
oportunismo de quienes siendo paradigma de la intolerancia hoy se disfrazan de
defensores de la libertad de expresión en vano intento de engañar a nadie que
los conozca, que a los que ni saben de su existencia mal podrán engañar.
Pero hoy es
bueno que sinceramente o no todo el mundo clame contra el atropello de la
libertad que es la esencia del hombre (mujer o varón), contra el atropello del
derecho fundamental a reír que es lo que distingue al ser humano racional del
irracional.
Que unos
partidos o asociaciones de ámbito terrestre o extraterrestre atropellen estos
derechos fundamentales impidiendo la Educación para la Ciudadanía, financiando
con recursos públicos a cualquier asociación de creyentes en extraterrestres,
mediante la censura pura y dura a las manifestaciones en el papel, en los
medios o en la calle, mediante la eliminación de textos y aun de comentarios a
los textos ajenos, mediante la persecución política, el ostracismo o la
excomunión o en su última etapa, mediante la eliminación física,
individualizada o genocidio mediante, como el que tuvo que soportar este país
hace no tanto tiempo, sólo identifica distintos grados de terrorismo de los que
no por ser el último el más salvaje los demás son ni mínimamente tolerables.
Ese rechazo
a la libertad de pensamiento revela un freudiano y subconsciente reconocimiento
de la falta de racionalidad que tienen los que así creen. Sólo el que NO
SOPORTA TENER TODA LA RAZÓN no tolera que se pueda ni demostrar su equivocación
parcial
En cambio EL
QUE SABE QUE NUNCA TENDRÁ TODA LA RAZÓN - ¡nadie puede tenerla! - siempre está
abierto ¡y agradecido! a quien amplía su conocimiento y le saca del error en el
que estaba hasta entonces.
Esta es, o
debería ser, la actitud de los republicanos decentes a fuer de racionales.
Ojalá así sea sin excepciones.
En estos
momentos en los que la irracionalidad se ha abatido sangrientamente sobre ese gran
país, Francia, cuna de la LIBERTAD, la IGUALDAD y la FRATERNIDAD; ese país,
Francia, que contra viento y marea se convirtió en el faro que ilumina la razón
y la convivencia cuando declaró los “Derechos Universales del Hombre y el
Ciudadano”; ese país, Francia, que irreductible como la aldea gala consiguió
que esta verdad universal fuera calando en toda la humanidad aunque queden
algunas lagunas totalitarias - a veces grandes como mares y aun océanos - que
siguen negándose a razonar, nuestro corazón se estremece, nuestro sentido de la
justicia sufre el embate de la ira fruto de la impotencia, pero nuestra razón
cartesiana nos exige ver que la pacífica defensa de la justicia es el camino
expedito para que la razón se enseñoree del mundo.
Vive la
France!
SALUD y
REPÚBLICA.
Aunque
ellos, los eternos, los de siempre, se crean que han pasado:
¡NO PASARÁN!
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