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11 ene 2015

Tercer error de podemos: Bastan las cuatro reglas para entenderlo

Decíamos ayer que la reducción de la jornada laboral a 24 (40%) supuesta una repercusión salarial en el precio de venta del 30 % significaría un encarecimiento del 30 % * 40  % = 12 %. Pero la repercusión es menor. Los nuevos trabajadores, sin experiencia, cobran un 60 % menos que los que tienen 30 años de experiencia, es decir, 10 trienios y una mayor cualificación profesional; eso conduce a  que la repercusión salarial de la reducción de la jornada laboral sea menor: 12 % * 60 % = 7,2 %.
Y dada su mayor formación para el trabajo con ordenadores y tecnologías de la comunicación  su rendimiento sería superior. Si suponemos una productividad un 30 % mayor quiere decir que cada trabajador joven haría el trabajo de 1,3 personas de la actual plantilla y eso exigiría menos personal y entonces la repercusión en el precio final del producto sería 7,2 % /1,3 = 5,55 %.
Aunque este encarecimiento es mínimo a muchos empresarios les resultaría más beneficioso comprar nuevos equipos más productivos si con ello disminuían el número de trabajadores. Y si suponemos que esas nuevas inversiones implican una reducción del 10 % de personal significa que el encarecimiento por la reducción de la jornada laboral sería solo de 5,5 %* 90 % = 4,95 %. Y Con ello, al modernizar la empresa la harían más rentable en el mercado exterior.
¿Ha visto Vd. las bajadas de precio que se han producido por todas partes? Todas ellas superiores al 5,55 %. ¿No cree Vd. que todos los empresarios se darían con un canto en los dientes si pudieran vender tanto como antes sólo un 5,5 % más barato? Pues así se cierra el círculo.
Mejor dicho, así empieza la espiral porque en ese momento empezaría a haber una demanda muy superior a la que había antes y todo volvería a relanzarse ¡pero sobre bases ciertas y no especulativas! Sobre las bases ciertas nacidas del reparto de la riqueza que convierte a los trabajadores en consumidores porque tienen capacidad de consumir.
Porque dentro de esa espiral de progreso estarían los trabajadores que podrían pagar sus deudas del piso en el que “les enredó el banco” y al poder pagarlo las empresas ¡incluso esos corruptos especuladores!, no entrarían en quiebra; y si es verdad que las casas no seguirían vendiéndose a ese ritmo seguirían vendiéndose a un ritmo que los especuladores podrían soportar como pérdidas sin producir la bancarrota que ¿obligo? Al gobierno corrupto a robarnos nuestro dinero y “salvar a los bancos corruptos” en lugar de nacionalizarlos ya que el dinero era de los ciudadanos de la nación.
¿Por qué no hizo esto el gobierno? Está claro, porque en su avaricia no soporta que los trabajadores sean personas que tienen derechos y prefiere que sean personas que signa mendigando el trabajo como en los “viejos tiempos” cuando iban a la plaza del pueblo y el señorito decía “tu”, “tu”, “tu”, …. Y sin hablar de jornal, ¡se pagaba el que el señorito quería!, ni de derechos, ¡que no los había!
Eso es lo que hacen ahora los señoritos de la CEOE con su expresidente – hoy encarcelado – a la cabeza que decía que había que trabajar más y cobrar menos ¡Cómo si no podría el robar más? Por eso todos están tan contentos, ¡salvo los que todavía piden más reducción de los derechos laborales y menos respeto al valor del trabajo!
Mucha gente dice que el PP no ha cumplido con su programa ¡vaya si ha cumplido con él! Ha cumplido con su programa en diferido, el que no contó porque lo tenía preparado para aplicarlo en diferido; diferido al momento en el que se hiciera con el poder y pudiera privar de sus derechos a los trabajadores y usar su dinero para hacer que los ricos sean más ricos y los trabajadores más pobres estén dispuestos a trabajar por nada.
Lo que se propone es acomodar la jornada laboral al incremento de productividad que se ha producido como consecuencia de la aplicación tecnológica de los desarrollos científicos producidos sobre todo en la segunda mitad del siglo pasado en el que, al revés de lo que ocurriera en la primera mitad no se produjo ninguna reducción de la jornada laboral.
La que ahora se propone en 65 años los que median entre 1950 y 2015, es una reducción del 40 %. La que ocurrió de 1910 a 1950, 40 años, fue del 50 %. Si redujéramos la jornada laboral tanto como entonces ahora habría que reducirla el (50 %/40 años)*60 años =75 % y no sólo el 40 % que se propone.
¿Y qué pasa con los de “podemos”? Que no saben de cuentas. Pese a que sólo hay que saber multiplicar ¡y entender qué significa el tanto por ciento!, no saben hacer estas cuentas que Vd. ha entendido a la primera donde se demuestra que se puede reducir la jornada laboral a 24 h/semana y conseguir pleno empleo y la recuperación del bienestar.
Y todo sin pagar subsidios, ni rentas básicas, ni servidumbres que alteren el libre mercado. Se modifica la jornada laboral, como se hizo hace un siglo y ya la ley del mercado alcanzará el equilibrio.

Hay una ALTERNATIVA REPUBLICANA donde si sabemos hacer las cuentas.

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