Iniciando
el bachillerato en el Instituto de Orense donde el cura de religión nos educaba
en la intolerancia: “en un país católico no se pueden tolerar religiones falsas”.
No hay como ser niño para ser lógico, es decir, descarado. Levantamos la mano: “pero
la iglesia exige el derecho a que los misioneros prediquen en países que no son
católicos”, dijimos. “Es que nuestra religión es la verdadera”, argumentó el
cura; “pero ellos creen que la suya también lo es”, replicamos; “pero ellos están
equivocados y nosotros no”, zanjó en un tono que dejó claro que no había lugar
a más intervenciones. No convenció a
nadie.
Es difícil
engañar a un niño. Parafraseando a Unamuno podríamos decir; “nos callaréis, pero
no nos convenceréis”. Intolerancia ¿violenta? veo en tantos artículos que si no
piden la horca o el garrote vil ¿quién sería el vil? es porque la CE78 no lo
permite; no por falta de ganas.
Me
entristece leer el articulo “Rebelión o rebelión” (EL MUNDO 01.11.2018) del
Prof. De Esteban, cuyo título presagia el convencimiento de poseer la verdad
absoluta. El tono despreciativo hacia los demás me lo confirma cuando este
presunto amante de la CE78 califica al gobierno de “pseudogobierno”. ¿Acaso
tiene alguna tacha constitucional? Puesto que la respuesta es NO, ¿de dónde
sale ese primer error? Aunque siendo catedrático de Derecho Constitucional más
cabría calificarla de falsedad que de error.
Lo mismo cabe
decir de la calificación “denominado presidente efectivo” del Sr. Iglesias. Me
entristece no tanto por los lectores, en su mayoría gente mayor, sino por sus
alumnos. Me recuerda la clase de bachillerato donde el cura de religión nos
quiso educar en la intolerancia.
Cambiar de
opinión, eso hizo el Sr. Sánchez cuando antes de estar en el Gobierno dijo que
veía clara la rebelión en Cataluña, es digno de reproche si entonces no lo
creía, pero es digno de alabanza si ahora “se ha caído del caballo”. Lo
respetuoso es señalar la contradicción y aceptar que, con la responsabilidad
que ahora tiene ha visto lo que la inmensa mayoría de los catedráticos de
Derecho Penal de este país vieron ya entonces: no hubo rebelión ni golpe de
Estado. Sólo los necios persisten en “sostenella y no enmendalla”.
Los
encarcelados del Magistrado Llaneras rechazan “ser moneda de cambio de los
presupuestos”. Ellos exigen un juicio justo, soportando la cárcel, que se les
exonere de los delitos de los que se les acusa. No quieren que ese “presunto
error judicial, el de su encarcelamiento, interfiera en los acuerdos que son
parte del ámbito de la política en España. Es malicioso hablar de “audiencias
palaciegas con Junqueras”; es una burla vil al encarcelado que está fuera de
lugar
Calificar
al Sr Torra de perfecto ignorante de l que debe ser un gobierno democrático” es
otra falsedad. En España no lo hay, vivimos bajo el régimen heredado de una
dictadura militar fascista cuyo titular convirtió en dictadura monárquica fascista
para que todo quedara “atado y bien atado”. La CE78, aunque modificaciones de
naturaleza parlamentaria, ¡aunque ahí está la ley mordaza!, es un reino fascista
otorgado por Franco a Juan Carlos, que juró cumplir y hacer cumplir las leyes
fascistas de las que surgió ¡sin solución de continuidad!, la CE78.
Esa
continuidad la acreditan tres hechos: 1.- las cortes constituyentes las
aprobaron las cortes fascistas: 2.- Juan Carlos nunca juró ser rey ante las
nuevas cortes, es decir, conforme la CE78 ¡porque ya había jurado ser rey ante
las cortes fascistas reconociendo así el origen de su poder. 3.- los españoles
nunca le votamos como rey; votáramos SI o NO a la CE78 el seguiría siendo rey,
con las leyes fascistas, si votábamos NO, o con las nuevas leyes, si votábamos
SI.
Esta
dinastía borbónica no es la de Alfonso XII, que fue una restauración; es una
nueva dinastía fascista ab origine, nada
democrática, creada por un dictador, jurada por su receptor, diga lo que diga
el art. 1.1 CE78, aunque lo lea una niña manipuladoramente alienada desde su
nacimiento. Su abuelo fue un excelente aprendiz de su padre putativo, el
dictador militar fascista al que le juró continuar su tarea de dictador fascista
con el título de Rey y no con el de Caudillo.
El autor no
distingue entre alzarse violentamente y que haya acciones violentas. A diario
ocurren actos violentos en manifestaciones a favor de distintos objetivos, todos
ellos legítimos, pero sólo se considera que son lo que son: una alteración del
orden público.
Tampoco distingue
entre manifestar un deseo o una determinación de modo no violento y alzarse
violentamente de modo eficaz para conseguir un fin.
Tampoco
distingue entre expresar una determinación y declararla inejecutable y que la
gente que quería su ejecución ¿cómo si no había ninguna posibilidad de llevarla
a cabo? se enfadara y organizara una algarada callejera; de nuevo una alteración
del orden público.
Tampoco distinguir
la acción de divulgación de un proyecto listo para ejecutarlo, para lo cual hay
que contar con todos los medios necesarios, o al menos los mínimos, para pretender
su ejecución de la mera expresión verbal de un deseo “interruptus ab origine”,
en cuyo caso no hay alzamiento, sino una mera declaración. Eso equivale a
confundir una amenaza “a este tío lo voy a matar”, por quien se queda en lo
dicho, con un intento de asesinato del que lo dice con una pistola en la mano
camino de la casa de su presunta víctima
Tampoco cabe
confundir un rebelde, el que se alzara, con un disconforme que declara su
disconformidad y desacuerdo con algo, aunque lo escenifique si luego lo declara
en suspenso
Es
igualmente fácil ver que la manifestación de que no se aceptará la sentencia es
metáfora del rechazo a la que se considera injusta ¿o es ya delito opinar que
las sentencias son injustas? Un tercero puede aceptar una sentencia que no le
afecta. En cuanto al afectado estoy seguro de que todos los condenados que hay
en la cárcel ninguno acepta la sentencia. Todos la sufren. Y seguro que muchos
amigos y familiares tampoco la aceptan, aunque sólo la sufran de modo indirecto
por la privación del contacto con el encarcelado.
Decir que
Cataluña estuvo a punto de independizarse es el mantra de los presuntos
fascistas violentos; es una falsedad objetiva que se opone a cualquier solución
a un error político.
Decir que el
inexistente alzamiento se logró frustrar gracias a la intervención de Felipe VI
es otra falsedad, pero que, al menos, alcanza el nivel de afirmación jocosa.
Felipe VI no
es más que un totem, una bandera o un mero “símbolo”. "Sus actos estarán siempre refrendados en
la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho
refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65" (art. 56.3 CE78). Nadie refrendó
su discurso como exige la CE78. Ese lamentable discurso tiene el mismo valor político
que el de Puigdemont; un regurgitante mensaje a su parroquia de intolerantes y
alienados, que ambos los tienen.
Se dice que
la violencia verbal es la propia de un golpe de Estado contra la CE78 para
justificar la acusación de golpe de Estado. Es falso salvo que el art. 3.1CC se
haya derogado.
Para
concluir: la aplicación del art. 155CE78 fue inconstitucional y presuntamente
delictiva. En su virtud el Gobierno de España sólo "podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al
cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado
interés general. Es evidente que no se puede obligar a un Govern a que haga
algo si antes se le destituye. Lo dice expresamente el art. 155.2: Para la ejecución de las medidas previstas
en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las
autoridades de las Comunidades Autónomas.
Se cometió
un fraude de ley al no, “dar
instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas” y un presunto
Golpe de Estado al usurpar los poderes del Govern. Eso, diga lo que diga el
Senado, no lo permite la CE78 en ningún lado; menos aún con la violencia que
siguió a esta actuación inconstitucional.
Puesto que además
de este incumplimiento del art. 155 hubo más violencia, y esa fue real, con la destitución
de un Govern legítimo, estamos ante un atentado contra la CE78. Esa violencia contó
con el apoyo del Senado y el apoyo de las FCSE y del propio TS contra los miembros
de un Govern legítimamente elegidos. Eso sí puede ser un Golpe de Estado:
Quizá conta
ellos, los que autorizaron ese Golpe de Estado contra el Govern legítimo y
constitucional, nada menos que un cambio de
facto en la CE78, y contra los que lo ejecutaron sería contra los que quizá
debería formularse la acusación de Golpe de Estado contra la CE78.
Con ello el
esperpento se convertiría en paradoja; tras ello lo mejor sería olvidar todo.
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