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3 nov 2018

La convivencia exige sensatez


Iniciando el bachillerato en el Instituto de Orense donde el cura de religión nos educaba en la intolerancia: “en un país católico no se pueden tolerar religiones falsas”. No hay como ser niño para ser lógico, es decir, descarado. Levantamos la mano: “pero la iglesia exige el derecho a que los misioneros prediquen en países que no son católicos”, dijimos. “Es que nuestra religión es la verdadera”, argumentó el cura; “pero ellos creen que la suya también lo es”, replicamos; “pero ellos están equivocados y nosotros no”, zanjó en un tono que dejó claro que no había lugar a más intervenciones.  No convenció a nadie.
Es difícil engañar a un niño. Parafraseando a Unamuno podríamos decir; “nos callaréis, pero no nos convenceréis”. Intolerancia ¿violenta? veo en tantos artículos que si no piden la horca o el garrote vil ¿quién sería el vil? es porque la CE78 no lo permite; no por falta de ganas.
Me entristece leer el articulo “Rebelión o rebelión” (EL MUNDO 01.11.2018) del Prof. De Esteban, cuyo título presagia el convencimiento de poseer la verdad absoluta. El tono despreciativo hacia los demás me lo confirma cuando este presunto amante de la CE78 califica al gobierno de “pseudogobierno”. ¿Acaso tiene alguna tacha constitucional? Puesto que la respuesta es NO, ¿de dónde sale ese primer error? Aunque siendo catedrático de Derecho Constitucional más cabría calificarla de falsedad que de error.
Lo mismo cabe decir de la calificación “denominado presidente efectivo” del Sr. Iglesias. Me entristece no tanto por los lectores, en su mayoría gente mayor, sino por sus alumnos. Me recuerda la clase de bachillerato donde el cura de religión nos quiso educar en la intolerancia.
Cambiar de opinión, eso hizo el Sr. Sánchez cuando antes de estar en el Gobierno dijo que veía clara la rebelión en Cataluña, es digno de reproche si entonces no lo creía, pero es digno de alabanza si ahora “se ha caído del caballo”. Lo respetuoso es señalar la contradicción y aceptar que, con la responsabilidad que ahora tiene ha visto lo que la inmensa mayoría de los catedráticos de Derecho Penal de este país vieron ya entonces: no hubo rebelión ni golpe de Estado. Sólo los necios persisten en “sostenella y no enmendalla”.
Los encarcelados del Magistrado Llaneras rechazan “ser moneda de cambio de los presupuestos”. Ellos exigen un juicio justo, soportando la cárcel, que se les exonere de los delitos de los que se les acusa. No quieren que ese “presunto error judicial, el de su encarcelamiento, interfiera en los acuerdos que son parte del ámbito de la política en España. Es malicioso hablar de “audiencias palaciegas con Junqueras”; es una burla vil al encarcelado que está fuera de lugar
Calificar al Sr Torra de perfecto ignorante de l que debe ser un gobierno democrático” es otra falsedad. En España no lo hay, vivimos bajo el régimen heredado de una dictadura militar fascista cuyo titular convirtió en dictadura monárquica fascista para que todo quedara “atado y bien atado”. La CE78, aunque modificaciones de naturaleza parlamentaria, ¡aunque ahí está la ley mordaza!, es un reino fascista otorgado por Franco a Juan Carlos, que juró cumplir y hacer cumplir las leyes fascistas de las que surgió ¡sin solución de continuidad!, la CE78.
Esa continuidad la acreditan tres hechos: 1.- las cortes constituyentes las aprobaron las cortes fascistas: 2.- Juan Carlos nunca juró ser rey ante las nuevas cortes, es decir, conforme la CE78 ¡porque ya había jurado ser rey ante las cortes fascistas reconociendo así el origen de su poder. 3.- los españoles nunca le votamos como rey; votáramos SI o NO a la CE78 el seguiría siendo rey, con las leyes fascistas, si votábamos NO, o con las nuevas leyes, si votábamos SI.
Esta dinastía borbónica no es la de Alfonso XII, que fue una restauración; es una nueva dinastía fascista ab origine, nada democrática, creada por un dictador, jurada por su receptor, diga lo que diga el art. 1.1 CE78, aunque lo lea una niña manipuladoramente alienada desde su nacimiento. Su abuelo fue un excelente aprendiz de su padre putativo, el dictador militar fascista al que le juró continuar su tarea de dictador fascista con el título de Rey y no con el de Caudillo.
El autor no distingue entre alzarse violentamente y que haya acciones violentas. A diario ocurren actos violentos en manifestaciones a favor de distintos objetivos, todos ellos legítimos, pero sólo se considera que son lo que son: una alteración del orden público.
Tampoco distingue entre manifestar un deseo o una determinación de modo no violento y alzarse violentamente de modo eficaz para conseguir un fin.
Tampoco distingue entre expresar una determinación y declararla inejecutable y que la gente que quería su ejecución ¿cómo si no había ninguna posibilidad de llevarla a cabo? se enfadara y organizara una algarada callejera; de nuevo una alteración del orden público.
Tampoco distinguir la acción de divulgación de un proyecto listo para ejecutarlo, para lo cual hay que contar con todos los medios necesarios, o al menos los mínimos, para pretender su ejecución de la mera expresión verbal de un deseo “interruptus ab origine”, en cuyo caso no hay alzamiento, sino una mera declaración. Eso equivale a confundir una amenaza “a este tío lo voy a matar”, por quien se queda en lo dicho, con un intento de asesinato del que lo dice con una pistola en la mano camino de la casa de su presunta víctima
Tampoco cabe confundir un rebelde, el que se alzara, con un disconforme que declara su disconformidad y desacuerdo con algo, aunque lo escenifique si luego lo declara en suspenso
Es igualmente fácil ver que la manifestación de que no se aceptará la sentencia es metáfora del rechazo a la que se considera injusta ¿o es ya delito opinar que las sentencias son injustas? Un tercero puede aceptar una sentencia que no le afecta. En cuanto al afectado estoy seguro de que todos los condenados que hay en la cárcel ninguno acepta la sentencia. Todos la sufren. Y seguro que muchos amigos y familiares tampoco la aceptan, aunque sólo la sufran de modo indirecto por la privación del contacto con el encarcelado.
Decir que Cataluña estuvo a punto de independizarse es el mantra de los presuntos fascistas violentos; es una falsedad objetiva que se opone a cualquier solución a un error político.
Decir que el inexistente alzamiento se logró frustrar gracias a la intervención de Felipe VI es otra falsedad, pero que, al menos, alcanza el nivel de afirmación jocosa.
Felipe VI no es más que un totem, una bandera o un mero “símbolo”.  "Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65" (art. 56.3 CE78). Nadie refrendó su discurso como exige la CE78. Ese lamentable discurso tiene el mismo valor político que el de Puigdemont; un regurgitante mensaje a su parroquia de intolerantes y alienados, que ambos los tienen.
Se dice que la violencia verbal es la propia de un golpe de Estado contra la CE78 para justificar la acusación de golpe de Estado. Es falso salvo que el art. 3.1CC se haya derogado.
Para concluir: la aplicación del art. 155CE78 fue inconstitucional y presuntamente delictiva. En su virtud el Gobierno de España sólo "podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general. Es evidente que no se puede obligar a un Govern a que haga algo si antes se le destituye. Lo dice expresamente el art. 155.2: Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.
Se cometió un fraude de ley al no, “dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas” y un presunto Golpe de Estado al usurpar los poderes del Govern. Eso, diga lo que diga el Senado, no lo permite la CE78 en ningún lado; menos aún con la violencia que siguió a esta actuación inconstitucional.
Puesto que además de este incumplimiento del art. 155 hubo más violencia, y esa fue real, con la destitución de un Govern legítimo, estamos ante un atentado contra la CE78. Esa violencia contó con el apoyo del Senado y el apoyo de las FCSE y del propio TS contra los miembros de un Govern legítimamente elegidos. Eso sí puede ser un Golpe de Estado:
Quizá conta ellos, los que autorizaron ese Golpe de Estado contra el Govern legítimo y constitucional, nada menos que un cambio de facto en la CE78, y contra los que lo ejecutaron sería contra los que quizá debería formularse la acusación de Golpe de Estado contra la CE78.
Con ello el esperpento se convertiría en paradoja; tras ello lo mejor sería olvidar todo.

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