Curiosas reflexiones de D. J. Rupéerez (ABC 14.06.2017) CUARENTA
AÑOS EN LA VIDA DE LOS ESPAÑOLES
que ameritan unas precisiones terminológicas de carácter jurídico/político.
El 15.06.1977 no ocurrió el “renacimiento de la democracia en
España”; en esa fecha no se celebraron “las primeras elecciones democráticas desde las celebradas casi
exactamente otros cuarenta años antes, en 1936”. Las del 16 y 23.02.1936 sí
fueron las últimas elecciones democráticas pero las próximas elecciones democráticas
están por venir.
Es
un error general confundir un sistema democrático con una dictadura, monárquica,
teocrática, militar, civil o “del proletariado” (URSS, Cuba, Arabia Saudí, Irán,
etc.) que tenga un Parlamento cuyos miembros sean elegidos (con Franco también se
elegían). Esa circunstancia no convierte en democracia lo que es una dictadura,
sea de la clase que sea.
Tampoco hubo “epifanía
democrática” en la previa aprobación de la Ley de Reforma Política. Allí
sólo se declaró que la próxima constitución continuaría la “legitimidad” de la
dictadura pero bajo una Constitución ¡si se aprobaba! En todo caso el Jefe del Estado
seguiría siendo el elegido por el dictador militar en la proclamada por él como
dictadura monárquica.
En esa aprobación, el error es interesado, sólo se
eligió una Constitución en substitución de las Leyes Fundamentales que hacían
las veces de constitución bajo la dictadura militar. De haberse rechazado las
CE78 el Jefe del Estado seguiría siendo el mismo pero con las leyes anteriores bajo
cuya “legitimidad” fue nombrado. Si votes lo que votes el Jefe del Estado es el
mismo está claro que los espaoles nunca elegimos al Jefe del Estado. Lo eligió
Franco.
El ”admirable sentido cívico de la participación” reveló el total rechazo a todo lo que
venía de la dictadura militar salvo el Jefe del Estado que eso no se pudo
elegir; sigue prohibido. Fue un fraude premeditado.
Se lo confesó el Presidente Suárez a la periodista V. Prego. Por eso el vigente sistema es una dictadura monárquica
engendrada por una dictadura militar.
Sin duda “no eran
aquellos tiempos fáciles”, como dice Rupérez, pero no porque no se supiera “cómo conducirse en democracia tras cuarenta
años de dictadura”, sino por el ruido de sables y “las manifestaciones sangrientas del terrorismo, provinieran
del nacionalismo vasco o de las extremas izquierda y derecha” y el
fracasado doble golpe de Estado, uno en ciernes y el del 23 F que sigue sin
explicar aunque Anasagasti nos dijo que lo fomentó
Sin duda el 15.06.1977 “quedará como un hito en la recuperación de la historia nacional” de la dictadura monárquica, pero es falso que haya que “remontarse a las épocas lejanas y mejores de
nuestra historia para encontrar momentos en que España estuviera mejor
sintonizada consigo misma y con el mundo exterior”, lo fue en 1931.
Califica
Rupérez de “maligna admiración y
justificado espanto que cuatro décadas después del comienzo de aquella epopeya
tengamos que contemplar cómo la osada patulea del separatismo catalán,
practicando sin rubor una tenebrosa política de hechos consumados”. El
argumento de que “la
Constitución define como “patria común e indivisible de todos los españoles” es un
lugar común en toda constitución, pero la historia revela su invalidez, pocos
países tienen las mismas fronteras que hace un siglo. En Europa desaparecieron
docenas de monarquías en un solo siglo
La
calidad del régimen la acreditan las “tormentas
financieras ¿fraudes?, las incapacidades
políticas ¿necedad?, el cansancios
colectivos ¿no nos representan”, las
quiebras
éticas ¿bancarias?, corrupciones
generalizadas ¿de los partidos? han
proyectado incertidumbres ¿amnistías? Es el fruto de una “inacción culpable” ¿delictiva? más de “populismo desgarrado y oportunista” que aún no
ha errado porque no ha mandado.
Nadie busca “enterrar la Transición y consiguientemente
ganar en la paz la guerra que perdieron en la batalla”. Eso
opinan los que piensan que tienen derecho a lo que hacen porque “para eso ganaron la guerra”. Nunca hubo
transición sino continuidad al estilo del Príncipe de Salinas “cambiemos todo para que todo siga
igual”. Eso se rechaza.
Esfumado el
termo al golpe militar, con notables excepciones, emerge el deseo de recuperar
la democracia ante la evidencia del fraude del 15.06.1997 que confesó también Ansón.
Lois españoles queremos que sea verdad “la libertad e igualdad para todos sus componentes, en el legítimo
orgullo de compartir historia, lengua y cultura que conforman parte indeleble
del patrimonio de la humanidad”. No lo somos.
Lo conseguido en aquella
hora, sin duda, no seerá “ hoy refrendado con la misma
convicción y si cabe con mayor énfasis”. Heráclito dijo “no pasa la misma agua dos veces
bajo el puente. Ahora toca que pase agua democrática.
España fue unitaria con Felipe V, antes era una nación de naciones.
De la España borbónica se secesionaron bajo la dictadura de Fernando VII casi
toda América, bajo sus herderos lo que quedaba y lo que había en Asía y bajo
Franco la provincia del Sahara. ¿Por qué
no restaurar una nueva nación de naciones?
Claro que ningún rey europeo quiso ser el último, pero lo fueron
todos salvo seis. El progreso del
sentimiento democrático es imparable. “Nadie en sus cabales quisiera pasar a la historia con ese baldón”;
pasaron Isabel II y Alfonso XIII. Los otros alteraron la
historia con violencia; atropellando la voluntad de los ciudadanos; prohibieron
elegir al pueblo. Ellos dinamitaron esa situación inestable en la que viven al
atropella la libertad del ciudadano.
Si España dependiera de
los españoles todo sería más fácil. No se quiere que los españoles,
no solo los catalanes, elijamos lo que se nos prohibió elegir: la democracia
republicana. En ella Felipe Vi podría presentar su candidatura a Jefe del
Estado por 4 años ¡y sería muy probable que fuera elegido!; y si lo hacía bien
reelegido una y otra vez. Pero Felipe VI
odia la democracia. La Jefatura del
Estado es su derecho, no el nuestro; no acepta que se la demos los
españoles. Prefiere ser un dictador monárquico y sonar una eternidad imposible,
Su reinado dictatorial tiene los pies de barro ¡como todos!
Concluye Rupérez “El
aniversario debería convertirse en una convocatoria para reafirmar lo que de
verdad importa: la libertad. Y que nadie se engañe: su realidad está en la
España entera. En ninguna otra parte. Porque no se trata de emitir un impotente
quejido sino de decirse, con todas sus consecuencias, como Don Antonio Machado
nos recomendaba, “hoy es siempre todavía”. Todo eso será verdad si se nos
permite ser libres a la hora de elegir. Pero no conozco ninguna dictadura que
lo haya permitido. Ésta tampoco
Felipe VI debería recordar la historia:
tras el golpe de Estado del
General Elio sólo hubo dos Borbones: Fernando
VII e Isabel II; luego el pueblo
recuperó la libertad de elegir,
tras el golpe del
General Martínez Campos hubo otros dos borbones:
Alfonso XII y XIII;
luego el pueblo recuperó la
libertad de elegir,
tras el golpe de Estado de.
General Franco ya van dos borbones,
Juan ´Carlos I y Felipe VI; ¿recuperará
el pueblo la libertad de elegir o habrá un autogolpe como con Primo de Rivera? Yo
no le recomiendo que ni lo intente. A su tío le salió tan mal como a su bisabuelo.
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