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27 mar 2016

Con papel de fumar

No sólo todos los que aplaudieron y siguen aplaudiendo “en la intimidad” el terrorismo franquista violador de aquella virginal constitución democrática, tenía apenas 5 años cuando la violaron por primera vez, se la cogen con papel de fumar clamando contra la presunta violación de ese fraude que es la constitución franquista que es la de CE78. Una constitución que nunca juró quien no perjuró  sus juramentos de  los principios fundamentales del movimiento, ante Dios y ante sus víctimas, el padre del actual continuador del inventor de reinos antidemocráticos que lo dejó “atado y bien atado” para beneficio de su descendencia per omnia saecula saeculorum.
¿Cabe imaginar una constitución menos democrática? Atenta contra el principio básico de que la soberanía reside en el pueblo como con falsedad declara en su art. 1.2: ¡una mentira más!
Esos fariseos hipócritas, sepulcros blanqueados de mausoleos imperiales, son los mismos que impiden que quienes defendieron la constitución democrática violada salgan de las cunetas donde sus padres o abuelos los asesinaron como perros para robarles su vida, sus hijos y sus propiedades que de todo hubo; directamente o por voluntariamente obligatoria subscripción popular, robos que se siguen protegiendo en nombre de la “sagrada propiedad”.
Se rasgan las vestiduras reclamando el respeto a la legalidad los hijos y nietos de los que atropellaron la única época verdaderamente democrática que ha tenido España. Continuan con indecencia, la misma de sus perjuros antepasados, y con la saña del odio que siguen destilando al negar la realidad democrática por ellos.
El terrorismo fue lo que predicó expresamente el también  golpista general Mola, que el 19 de julio de 1936 declaraba “hay que sembrar el terror … hay que dar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”, para añadir pocos meses después: “yo veo a mi padre en las filas contrarias [se refería a los defensores de la constitución y del gobierno legítimo de la república] y lo fusilo”. ¡Ten hijos para eso!
Se alarman estos politicastros con la violación del art. 1.2 CE78 que dice: “La soberanía reside en el pueblo español de donde emanan todos los poderes del Estado” violado por ellos desde el primer día. Pero el “pueblo catalán”, a fuer de español, quiere ejercer esa soberanía que siempre se le ha negado.
Demuestra así estar más harto que los demás españoles a los que tampoco se les ha permitido ejercer esa soberanía que mentirosamente se le atribuye. El pueblo nunca eligió al Jefe del Estado actual. ¿Lo es por la gracia de Dios? No; por la gracia de ser el hijo genético de su padre, verdadero hijo espiritual del dictador y terrorista General Franco. Ante el juró que seguiría maltratándonos con sus principios del  movimiento mientras se deshacía en alabanzas por su obra criminal.
Al compinche del General Mola que puso en práctica sus recomendaciones y provocó el terror durante 40 años bajo incienso, palio y bendiciones episcopales y, ¡no lo olvidemos!, el apoyo de una gran parte de la burguesía catalana que hoy sigue debatiéndose entre el independentismo y la corrupción sin saber qué elegir.
El art. 1.2 CE78 es la primera burla para engañar al pueblo víctima de la ignorancia sectaria a la que fue sometido durante 40 años bajo la égida de la dictadura militar. Sus herederos, defensores de la dictadura monárquica que este año cumple otros 40 años con el juramente del padre y heredero directo del dictador siguen manteniéndolo en su ignorancia.
Acumulan engaño sobre engaño para mantener la farsa de quien no dudo en jurar todo lo jurable para quedarse con “la finca” cuya “soberanía” había perdido su abuelo, el “rey conejo”, heredero a su vez del golpe de otro militarote que se la diera a su padre atropellando la voluntad del pueblo español.
El art 1.2 cuyo incumplimiento reprochan es una farsa. No es cierto que “del pueblo español emanen todos los poderes del Estado”. El del actual Jefe del Estado emana, vía genital, del golpista general Franco que con sus conmilitones perjuros violó la única constitución votada por el pueblo español cuando, en aquel momento, sí residía en él la soberanía.
Residiera en el pueblo la soberanía al promulgarse la constitución de 1808. Entonces se cometió el error ¡ése sí que fue un inmenso error!, de darle el poder como Jefe del Estado parlamentario al borbón más inmundo de toda esa familia.
El borbón cuyo antecedente de felón se puso de manifiesto cuando tras su intento de golpe de estado a su padre denunció a sus compinches para lograr el perdón paterno; el borbón que, finalmente, forzó a su padre a abdicar, nihil novum sub sole; el borbón que felicitaba a Napoleón cuando sus mariscales derrotaban a los españoles.
Unos españoles, ingenuos donde los haya hasta la estupidez- seguimos siéndolo - le dieron un reino al dictador borbónico porque no supieron conservar como propia la soberanía que es suya creando una  República Democrática, pues ellos habían ganado su soberanía con su propia sangre como los franceses en 1789.
Un borbón, en fin, que hizo más méritos que Luis XVI para tener igual fin y dar fin así a una estirpe que tiene en su haber, entre otros “méritos”, el fin de la nación española ultramarina; que entonces, de modo cruento, parte de los españoles de américa lograron abandonar el yugo de la dictadura monárquica.

Asistimos a la farsa de la defensa de la legalidad; la misma de los golpistas que acusaron de rebeldes a quienes defendieron la CE31; fue la última vez que el pueblo ejerció su soberanía y la defendió con su vida, que en 1808 lo hizo equivocándose de enemigo, que el borbón era más nefasto que José I. Pero no será la última. El futuro viene preñado de grandes esperanzas democráticas que deseamos alcanzar de modo pacífico. El ejemplo de Alfonso XIII está vivo.

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