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9 oct 2014

Incoherencias legales autonómicas

Una norma de sentido común establece que cabe ir en contra de los hechos objetivamente indiscutibles. Negarlo es comportarse como el lobo de la fábula que le dijo al cordero que bebía en el río a la misma vez que él: “te voy a comer porque con tus babas están manchando el río en donde bebo”. El cordero sorprendido en su ingenuidad dijo: “pero si bebo aguas abajo, no te puedo manchar el agua que beses”. “Aun en ese caso”, dijo el lobo y se lo comió.
Un compañero de mi adolescencia zanjaba las discusiones sobre qué hacer o no hacer con el siguiente argumento: “la segunda razón es que no me da la gana, ¿te explico la primera?” Todos le liberábamos de ese trabajo. Entonces nos parecía una actitud impertinente; ahora me parece un actitud leal, no exenta de impertinencia, pero leal, porque renuncia a engañarnos con argumentos falsos y dice claramente: yo no quiero y eso lo aceptáis o no.
Mucha gente, sobre todo los políticos, suelen negar la evidencia con una desfachatez que les caracteriza. En una reciente declaración dijo la Srª Cospedal: "las manifestaciones de docentes con camisas verdades las entendía como una manifestación de aprobación por lo bien que están gestionando la enseñanza". Más sorprendente fueron los aplausos que recibió ¿por descarada? ¿Tenemos los políticos que merecemos o ellos tienen el pueblo que se merecen?
Otro comportamiento incoherente de los políticos es reivindicar el derecho que deriva de la CE78 y de las leyes pero oponerse a las decisiones de los tribunales que son los competentes para decidir sobre la legalidad de las leyes cuya competencia para dictarlas nadie les niega ¡pero sólo si respetan la ley que les otorga esa competencia! Algunos ignoran la división de poderes y, como los dictadores, pretenden que los tribunales acepten leyes inconstitucionales.
No se entiende que el Sr. Más exija que no se respete la Constitución, ¡pero que se respete su derecho a legislar que también debe respetarla! Como en el caso de la Srª Cospedal, no le falta gente que le aplauda esa incoherencia con la realidad. Los políticos españoles en general - ¡empezando por el alcalde del pueblo más pequeño – tienen una indigestión de autoridad ¿democrática? - que también alcanza al Gobierno. No es sorprendente porque todos surgen todos del mismo pueblo ignorante de la diferencia entre derechos democráticos, derechos fundamentales y derechos opinables. Y aunque algunos tienen título universitario. Da igual, todos sabemos que "lo que natura no da, Salamanca no presta."
 El gobierno se ha encontrado, ¡y seguirá porque cada vez la situación va a más!, que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no hace más que echarle una detrás de otra las leyes que logra que aprueba el parlamento ¡sólo porque tiene mayoría en él! Como los dictadores, que tienen siempre mayoría en el parlamento, confunden la mayoría con lo legal. El Gobierno acepta, a regañadientes, la decisión del TJUE; una especie de super TC de la UE: se tragó la doctrina Parot, que pretendían que las leyes posteriores se aplicaran a conductas previas; las leyes relativas a las cláusulas suelo de las hipotecas; etc.

El Sr. Más tiene derecho a reivindica su derecho ante el TJUE. No lo hará porque sabe que no le darían la razón legal – otra cuestión son sus "razones" políticas -  preferirá dejar la discusión en la previsible sentencia adversa del TC y adoptar su planteamiento victimista: "España nos roba", aunque son muchos y muy significados los catalanes que roban a catalanes y al resto de los españoles; "España no nos quiere" aunque sea él quien no quiere al resto de los españoles, sean catalanes o no; etc. Separar el ámbito de lo político y lo jurídico es ser leal con los ciudadanos, mezclarlo es una forma de engañarlos. Pero como a la Srª Cospedal siempre encontrará turiferarios que lo aplaudan.

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