Una bienintencionada propuesta pidiendo contención en
las valoraciones del próximo esperpento judicial que cabe esperar que suceda al
esperpento catalán merece alguna reflexión.
Dice el
art, 92.CE78: "Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones
para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se
integra sean REALES Y EFECTIVAS; REMOVER LOS OBSTÁCULOS que impidan o
dificulten su plenitud y FACILITAR LA PARTICIPACIÓN de todos los ciudadanos en
la vida política, económica, cultural y social".
¿Alguien
puede afirmar que es eso lo que han hecho los poderes públicos y en particular
el Gobierno del PP en relación con Cataluña? La respuesta no puede ser otra que
negativa.
Eso, no
obstante, no permite justificar acto seguido que "todo el monte es
orégano", pero sí plantearse que muchas veces en las REACCIONES indeseadas
la ÚNICA responsabilidad no es del que REACCIONA. Con frecuencia lo es también
del que ACCIONÓ provocando una REACCIÓN que pudo evitar ACCIONANDO de otro modo,
simplemente más inteligente, o que quiso generar ACTUANDO del modo que
actuó. En estos momentos la falta de
inteligencia del gobierno del PP, imputarle malicia podría ser exagerado,
aunque indicios sobran, está más que acreditada.
Una mayoría
de jueces y fiscales merecen todo mi respeto por sus actuaciones en defensa del
Orden Público, que no es otra cosa que la protección de los derechos
fundamentales. Uno de ellos es opinar LO QUE CADA UNO QUIERA sin que nadie lo pueda
prohibirlo de acuerdo con lo que dice el art. 20.1 CE78: "1. Se reconocen
y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos,
ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de
reproducción". ¿De verdad se
protegen?
Uno de los
medios de expresión de los pensamientos
ideas y opiniones de los catalanes independentistas es la escenificación
teatral de un referéndum. Como tal representación tiene nulo valor jurídico
porque no cumple con los requisitos legales para tenerlo. La escenificación consiste
en depositar formalmente una papeleta en una urna. El valor es meramente
simbólico porque no se dan las condiciones para que tenga el más mínimo valor
jurídico.
También
había que respetar el art. 21: "1. Se reconoce el derecho de reunión
pacífica y sin armas [no hubo armas el 1 de octubre]. El ejercicio de este
derecho no necesitará autorización previa. 2. En los casos de reuniones en
lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la
autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de
alteración del orden público, con peligro para personas o bienes".
En estos
momentos son cientos los referenda que se están celebrando similares al catalán.
Es un simulacro porque el Gobierno prohíbe hacer un referendum real y
jurídicamente correcto para saber si la monarquía tiene algún respaldo o lo
tiene la república. Si se prohibiera su celebración o se les diera una orden,
política o judicial a los CFSE ¿qué deben cumplir?, estoy seguro que todos esos
referenda acabarían en tumultos como REACCION ante una prohibición más que
presuntamente INCONSTITUCIONAL. Gracias a la sensatez del actual Gobierno y de
la Fiscalía General del Estado no ha habido ACCIÓN y por tanto no se ha
generado REACCIÓN. En ningún lado hay ni tumultos ni violencia por parte de los
participantes, pero sobre todo por parte de los convocantes a esos referenda.
Las PROHIBICIONES
en el caso de Cataluña ¿fueron o no inconstitucionales a la vista de esos dos
artículos y del 9.2CE78? ¿Fueron o no una ACCIÓN política para provocar una
REACCIÓN tumultuaria? ¿Se ha respetado a los CFSE o se los ha metido en un
embrollo que sólo ha servido para producir cierto descrédito a sus agentes?
Por último,
para conseguir que se recupere la confianza en una justicia despolitizada, los
que la hayan tenido, sería bueno que se modificara el art. 117,1 CE78 “La justicia emana del pueblo y se administra
EN SU NOMBRE (no en el del Rey) por Jueces y Magistrados integrantes del poder
judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al
imperio de la ley".
Pero para conseguir
esto último habría que cambiar el procedimiento de impúdica y ostentosa
manipulación que ha llegado al culmen en el último intento manipulador para
nombrar a determinadas persons en los puntos claves de la judicatura desde los
que pueden condicionar con su actuación el funcionamiento de los órganos
judiciales como vemos a diario ¡y menos mal que esta el TJUE para revocar sus
sentencias!
La realidad
objetiva es que en los sucesos catalanes nadie pretendió "apropiarse del
marco constitucional". Los medios eran tan absolutamente inadecuados para
conseguir el fin que produce sonrojo esa imputación traída por los pelos
manipulando el sentido de las palabras, es decir, violando el art. 3.1 CC.
Todo lo ocurrido
no fue más que una lamentable mascarada con difusión internacional propia del
mejor esperpento valleinclanesco de una panda de insensatos que se creyeron sus
propias mentiras.
Y esta
patochada tiene muchas otras calificaciones excepto la de delitos de sedición y
rebelión buscando la existencia de "violencia típica de esos delitos"
cuando ese día hubo menos violencia que la que sufrió la víctima de “la manada”
a cuyos miembros, por falta de violencia, sólo se les han imputado "abusos
sexuales". Sin ánimo de trivializar la violencia sufrida por la mujer
agredida por la manada lo que pasó en Cataluña no fue más allá de "abusos
inconstitucionales" que sólo están tipificados como delito si hubo
malversación de fondos.
Tengamos la
fiesta en paz. “mete tu espada en la vaina porque el que a hierro mata a hierro
muere”, es un buen consejo evangélico que valdría la pena proponerse seguir. La
violencia, aunque esté legitimada, es mala consejera.
¿Recuerdan
a Fraga gritando “la calle es mía” dentro de la más exquisita legalidad? Yo, en
cambio, recuerdo a los policías y guardias civiles a los que se les dio orden
de quitar las ikurriñas y que fallecieron por unas bombas criminales dejando
viuda e hijos y madres sin hijos y hermanas sin hermanos. Eso sí les dieron una
medalla al mérito con distintivo rojo par disimular la indecencia de esa orden.